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lunes, 22 de agosto de 2016

Hijo de la Luna: Capítulo 35

Capítulo 35.

“Tal vez no lo sepas, pero nuestra historia fue, es y será. No lo olvides Jamás. (Parte 2)”



Tokio, Japón.


Minho estaba realmente sorprendido cuando le vio, a fuera de su casa, recargado como si estuviese esperando. ¿Qué hacía aquí? No habían pasado ni si quiera dos semanas desde que se fue de Corea como para tenerle ahí tan pronto.


—Hyung…


Apenas y pronunció esas palabras, Changmin llevó su mirada hasta su persona, con una sonrisa radiante.


—Al fin llegan.


Changmin enfoco su mirada en aquel bulto que Minho cargaba, Yoogeun estaba dormido. Su pequeño niño parecía un angelito con los ojos cerrados.


—Entremos, acostaré a Yoogeun.


Ante las palabras dichas por el menor, Changmin solo se vio en lugar de asentir con la cabeza y luego seguirle. Ayudó a Minho a acostar a Yoogeun, volviendo a reconocer la felicidad que le daba esos pequeños detalles, era como sentirse vivo de nuevo.


—Hyung… ¿Qué haces en Japón?

La pregunta que Minho hiciera no pareció perturbar a Changmin que luego de verificar que su hijo realmente estaba dormido y tranquilo se dignó a contestar.


—Dos cosas.


Minho le miró con confusión. ¿A qué se refería con “dos cosas”?


—Tú y Yoogeun. Y el trabajo, pretendemos poner una sucursal aquí en Japón. Estaba en reuniones con los inversionistas. Y vine yo porque de ese modo podría verles.


El menor solo pudo sonreír con cierta gracia por el comentario y también por la sonrisa iluminada en el rostro de Changmin.


—Se te ve realmente bien. ¿Las cosas en Corea han estado tranquilas?

—He estado tan tranquilo, como nunca. Desde que terminé con Sunhee… Desde que pude hablar contigo sobre Yoogeun, siento una paz que no sentía en años. Aunque no quita de cuenta que mi padre aun quiera asesinarme.

—¿No le ha gustado la idea de terminar con Sunhee?


La pregunta de Minho se escuchó sutil, y luego de ella hubo un pequeño silencio, que al menos, no fue incómodo.


—Pues no. Y ni creo que sea porque él la considere buena, sino más bien por los negocios que mantenemos con su familia.

—Uhmm… ¿Y qué tanto realmente pueden verse afectado? En dado caso, si hablamos de números, los que deberían de estar preocupados es la familia de Sunhee, no la tuya.


Changmin sonrió de medio lado. ¿Cómo podía Minho conocer aquello?


—¿Cómo sabes eso?

—Ahh… El que tú sufras de mala memoria no significa que yo también lo sufra.


La dinámica de la conversación era realmente fluida y suave, con intervalos de miradas curiosas por parte de ambos ante las cosas que se iban diciendo, francamente Minho estaba disfrutando de esa visita, en especial porque era Viernes por la tarde y Junsu se quedaría hasta bien entrada la noche trabajando.


— ¿De verdad no lo recuerdas?


Preguntó Minho, con una sonrisa divertida ante las muecas de curiosidad que su Hyung hacía.


—Siempre conversamos sobre números en la universidad, es gracioso que hayas olvidado aquello, hyung.


Changmin se quedó en silencio, recordando esos momentos mientras estudiaban las inversiones de las empresas familiares, recordó a detalle porque los estudios los hacían juntos, se hacían propuestas para luego presentarlas en sus respectivas empresas, eran momentos muy nerd pero él simplemente los disfrutaba porque era al lado de su mejor amigo.


—Me parece increíble los años que han pasado de eso.

—¿Cierto?

—¿Tan ñoños éramos?

—Muy ñoños, hyung. Son gratos recuerdos. —Musitó Minho.


Choi llevó una última mirada a su hijo antes de prender la lamparita de noche e indicarle con la mirada a Changmin de que mejor salieran de la habitación. Éste hizo caso, pero no salió del lugar sin antes besar la frente de su hijo.


—A veces… No puedo creer que éste angelito sea mi hijo.


Minho sonrió divertido por el comentario de su hyung, y más que nada porque él entendía ese sentimiento tan extraño que estaba embargándole.


—Puedo entenderlo bien. Ya luego será menos difícil.

—¿Se lo diremos? —Preguntó Changmin, cuando ambos estaban saliendo ya de la habitación de Yoogeun.

—¿Deseas que él lo sepa?

—Quiero ser realmente su padre, Minho. Y eso significa que él debe saberlo… Mis padres, todo el mundo tendría que saberlo.

—Hyung exagerado… Pero lo entiendo.

—¿No te agrada la idea?


El menor guardó silencio en lo que caminaba hacia la cocina acompañado por un Shim Changmin que le observaba con preocupación.


—Decirle a Yoogeun que eres su padre y que el resto de mi familia lo sepa, es una cosa. Tus padres… —Hizo una pausa, tomando la tetera para poder calentar agua. —Eso me da miedo… A tus padres los respeto.

—Yoogeun es mi heredero, mis padres deben saberlo.


Minho volteó a verlo, frunciendo el ceño, con esa excusa ni muerto le decía ni al perro que no tenían.


—Ok, ok… escogí mal mis palabras. Pero hablo enserio. Yoogeun es mi heredero, mi hijo y por lo tanto su nieto. No sé cómo va reaccionar mi padre, pero mi madre estará encantada de conocer a Yoogeun y de saber que tiene un nieto tan lindo.

—Bueno… poniéndolo de ese modo…

—Quiero esto, dongsaeng…

Changmin se acercó hasta Minho, rodeando sus hombros con sus propios brazos en lo que apoyaba su frente en la nuca del menor.


—Quiero confesarles a mis padres que el motivo por el cual dejé a Sunhee es que… -Aferró un poco más el agarre, con un Minho nervioso entre sus brazos sin entender muy bien lo que su hyung trataba de decir. —Encontré a mi familia… Te encontré a ti y a Yoogeun.


“Ustedes son mi tesoro ahora.”



*****



Junsu suspiró nuevamente, se quitó los lentes que llevara puesto, masajeando el puente de su nariz, estaba realmente agotado y el dolor de cabeza comenzaba a ser mayor, pero no quería irse a casa, aún era temprano, mañana iba a ser fin de semana y tendría demasiado tiempo, quería cansarse, cansarse y dormir. Él era del tipo de chicos fuertes, o que al menos intentaban aparentar serlo, aunque por dentro fuera solo un niño llorón que buscara refugio.


—Omma… —Musitó en lo que recargaba bien su espalda en el respaldo de la silla. Tal parecía que aunque quisiera seguir trabajando sería realmente imposible, ya ni si quiera estaba entendiendo lo que todo esos papeles comenzaban a decir.


Se levantó de su escritorio con un suspiro bailando en sus labios, llevó su mirada hasta el gran ventanal a su espalda, observando lo linda que estaba la noche y lo grande que se veía la Luna, sonrió con sutileza ante esa imagen, al menos la vista nocturna le animaba un poco. Tomó sus cosas, abrigándose para poder salir del edificio.

Decidió que caminaría un par de cuadras antes de tomar un taxi, necesitaba que ese aire golpeara su rostro, sentir ese aroma húmedo de las plantas, observó su alrededor, todo parecía perfecto y tan limpio. Llevó su mirada hasta el cielo, observando las estrellas que en él estaban, parecía que nada las inmutaba, su dolor no llegaban a ellas, pero ciertamente el verlas le daban un gran consuelo a su persona.

Ya pasado un rato decidió que ya comenzaba a hacer frío para su persona, observó las calles e hizo parar un taxi para que le llevase a casa. Todo el trayecto lo hizo mirando por la ventana, observando una estrella que particularmente se veía más luminosa que el resto, muy cerca de la Luna, sonrió con suavidad, porque de la nada sintió que esa estrella trataba de consolarle.

Llegó a casa con un mejor semblante, el dolor de cabeza no era tan fuerte, así que eso lo tenía tranquilo, solo esperaba poder dormirse pronto y no estar ensoñando estupideces como lo que por general hacía. Entró a casa, llevándose la sorpresa de que Minho y Shim Changmin estaban dormidos sobre el sillón, ambos sentados apoyándose en el otro. Sonrió de manera suave, la imagen en sí, era muy tierna. Se acercó a estos dos con cuidado, no es que quisiera arruinar ese momento, pero ciertamente comenzaba a hacer frío y lo mejor era que se fuesen acostar.


—Ustedes dos… —Musitó despacio, moviendo los hombros de ambos para que pudieran despertar. —Vayan a la cama, hace frío y se pueden enfermar. —La voz de Junsu sonó suave, pero a la vez el tinte de regaño se deslizó por entre sus palabras.


Minho pronto abrió sus ojos, mirando a su alrededor y entendiendo las palabras que su hyung dijera. Con cuidado movió a su hyung para que despertase.


—Hyung… ya es tarde… —Le hizo saber Minho a Changmin cuando éste despertara. Shim solo asintió y se levantó del sillón pretendiéndose irse, aun desorientado, porque realmente había estado durmiendo bien.

—Minho, prepárale una a cama a Changmin ssi, no pretenderás que se vaya a esta hora de la noche, eso sería inapropiado. Yo iré a darme un baño y dormiré.


Minho se levantó en busca de frenar a Junsu jalando uno de sus brazos para que detuviese su paso.


—Estoy más seguro de que no has comido, por favor, dentro de tus planes agrega el que comerás.


Junsu observó a Minho, sin decir palabras para luego voltear su mirada.


—No tengo hambre y es tarde, ve a dormir Minho.

—Hyung…

—Enserio, puedes estar tranquilo, no tengo ganas de comer.

—¿Cómo puedo estar tranquilo con eso? ¡Llevas días comiendo casi nada! Te he tenido que obligar, hyung…


Changmin observó la escena frente a sus ojos, la preocupación bailando en los ojos de su dongsaeng y la tristeza rodeando por completo a Junsu, ese que se notaba más delgado y decaído, si hasta ojeras podía ver bajo sus ojos.


—Ahh… ciertamente tengo hambre, Minho. Pediré una pizza. Calienta agua, por la hora que es será mejor que comamos bebiendo algo caliente.


Choi miró a su hyung, agradeciendo ese gesto, porque de ese modo Junsu se vería obligado a comer.


—Claro… Junsu hyung. Ve a bañarte, iré por ti en un rato para que cenemos.


Junsu soltó un suspiro derrotado, no le gustaba éste tipo de situaciones, no le gustaba preocupar al mundo, no le gustaba la mueca angustiada que ponía Minho cada vez que él se negaba a comer o prefería trabajar horas extras en la empresa. Pero simplemente él no estaba sabiendo el cómo debía manejar la situación.


*****


—¿Qué le sucede a Junsu ssi?


La pregunta de Changmin sonó suave, y preocupada. Minho llevó su mirada hasta su hyung y suspiro.


—Desde que terminó con Yoochun ssi no es el mismo. Siempre ha sido algo serio, pero nunca perdió la alegría en su rostro como ahora.


Minho se sentó al filo de la cama que había tendido para Changmin, masajeó su sien, porque realmente no estaba sabiendo qué hacer con su hyung. Las dos semanas que habían estado compartiendo con su hyung éste oscilaba en dos personalidades, cuando estaba con Yoogeun se mostraba alegre, como si nada lo perturbaba, pero cuando estaba solo, era como si una bruma de intranquilidad le rodeara por completo.


—Hyung siempre ha sido del tipo solitario, no lo niego… pero su sonrisa siempre estuvo ahí, esa calidez… la sensación de paz jamás dejaba de rodearlo.

—Comprendo. Puedo entender lo que dices… —Musitó Changmin hasta que sus ojos se abrieron en sorpresa cuando procesó realmente la información. —Espera… ¿Cómo que Yoochun y Junsu terminaron? ¿Cuándo?


Minho parpadeó confundido al ver que su hyung no sabía aquello. ¿Es que era el único que sabía sobre esa ruptura?


—Oh… Bueno… ellos… —Soltó un suspiro antes de llevar su mirada hasta Changmin. —No sé bien los detalles, hyung… Pero fue para el tiempo que en que Heechul hyung cayó en el hospital.

—De eso ha sido casi dos meses…

—Exacto…

—Yoochun no me dijo nada.

—No entiendo bien lo que pasó, pero… Yoochun ssi terminó con Junsu.

—Ey… espera, espera… ¿El idiota de Yoochun terminó con Junsu? Pero si el idiota estaba imbécil por él.

—Yo no sé bien lo que pasó. Solo sé que Yoochun dejó a Junsu. Hasta hace poco Junsu hyung me confesó que el día que hable con mi hermano ellos dos terminaron todo, definitivamente. Tal parece que Yoochun ssi encontró a alguien más.


Changmin realmente no daba crédito a lo que escuchaba, más que nada porque no podía entender el hecho de que Yoochun haya terminado con Junsu, no cuando siempre lo vio tan “enamorado” de aquel chico Kim. Pero tenía que creerlo, ya que el semblante agotado que el menor mostraba no era para menos. Además… ¿Qué era eso de que Yoochun había encontrado a alguien más? Oh… esa maldita rata tendría que explicarle muchas cosas.


—Hyung…


Changmin volvió su mirada hasta su dongsaeng, ese que justo en ese momento apoyaba su cabeza en su hombro.


— ¿Dime…?

—Cuando vuelva a corea, le diremos a tus padres…


****


Seul, Corea.
Sm Company.


Observó su alrededor, había terminado hace tan solo un poco los trámites que tenía en su poder, últimamente trabajar estaba siendo su mejor plan, ya ni si quiera salir a beber y tontear con alguien le estaba dando la satisfacción de antes, ahora realmente todo era tan vacío, y él no entendía sus propios sentimientos, era ya complicado, no sabía lo que deseaba, lo que buscaba. Antes por lo menos sabía que quería una nueva vida, un amor nuevo y olvidar a esa persona, encontrar a alguien que le ayudara lo suficiente como para olvidar a su gran amor y cuando creyó encontrarle todo se fue abajo, fue extraño, fue como un gatillo que le hizo explotar lastimando a la única persona que viendo cómo era se quedó a su lado y acepto amarle tal cual era.

Junsu era tan místico, no buscaba nada de él, sino a él. No buscaba su dinero, no buscaba lucirlo a nadie, Junsu no necesitaba eso de él, necesitaba a su persona, a Yoochun y él lo arruinó todo con pensamientos y sentimientos del pasado.

Se levantó de su lugar para caminar hasta uno de sus grandes ventanales, apoyando su frente en éste al sentir nuevamente el recuerdo de las palabras que Eli le dijera hace un par de semanas atrás.

Flash Back.


—Tal parece que el destino siempre nos hará hablar de tus sentimientos y promesas sin él cerca.


Yoocheon escuchó esas palabras sin entenderlas del todo, en especial porque el tono de voz que usara Eli fue realmente extraño, fue sutil, aterciopelado, pero de algún modo abrumador.


—Ciertamente no estoy entendiendo… Además… ¿Por qué debería yo hablar con usted?


Eli guardó silencio, mirando fijamente a sus ojos, y se sintió desnudo por completo, aquella mujer parecía leer todos sus pensamientos. La intranquilidad de su corazón fue el detonante para hacer que desviara su mirada de esos azulados ojos.


—Antes eras más de mi gracia… Pero juro que ahora el solo verte me dan ganas de golpear el lindo rostro que mi hijo tanto adora.

     Eli ssi… —Yoocheon intentó detener las palabras que la mujer comenzaba a decir, pero ésta simplemente lo cortó.

     No tengo que saber qué pasa en tu corazón… Pero me gritas con fuerza que no sabes en dónde estás ni qué debes hacer.

     ¿De qué habla?

     De que sabes bien… No debiste dejar ir a Junsu…


Esas palabras lo intranquilizaron, no… No deseaba escuchar esas palabras dichas con tanta normalidad y tranquilidad, no deseaba escuchar de otra persona una verdad que su inconsciente le decía a gritos.

Yoochun se levantó de improviso, mirando con descontento a esa bella dama, no seguiría en ese lugar, no seguiría escuchando sus palabras por más verdad que dijesen éstas. Nadie más tenía derecho, sólo él…


—¿Por qué te levantas sin mi permiso?


Y esas palabras lo molestaron más, él no necesitaba el permiso de esa mujer, él era un hombre mayor, sabía lo que hacía, y si realmente no deseaba tener una relación formal con nadie, pues simplemente no la tendría y no por ello se debía ver en la obligación de ir dando explicaciones.


—Ciertamente, no veo qué deba hablar con usted, Eli ssi. Así que con su permiso, me voy a retirar.


Eli lo miró fijamente, observando al pelinegro avanzar hasta la puerta abrir ésta y salir de la oficina.


—No soy un ser al cual te le puedas negar, Park Yoocheon…


Y apenas dijo aquellas palabras una especie de frío recorrió su espalda, una advertencia que se vio reafirmada cuando intentó abrir: la puerta estaba con seguro y él no era capaz de quitarlo.


—Yo no soy una mujer de obligar a nadie.


Eli se levantó de su lugar y estiro su delgado brazo en dirección al contrario. Yoocheon volteó, observando con cierta resignación a la mujer. Ella hizo una señal de que se acercara y así lo hizo. Se sentó nuevamente en su lugar y ella procedió a hacer lo mismo. El ambiente se sentía distinto, Yoocheon se sentía atrapado, como si algo le debiera a esa mujer, como si realmente le debiera explicaciones y miles de perdón… Pero ¿Por qué?


—Ciertamente el destino puede ser muy cruel, Yoocheon. El mundo depara cosas que ni si quiera podríamos imaginar. Está fuera de mi alcance, y del tuyo también. Yo no te estoy pidiendo nada, ya dejé de hacerlo hace más de cien años… Eres tan impredecible y con un corazón aún más débil de lo que si quiera puedes llegar a concebir. Muchas veces no tienes idea de lo que sientes o por quién lo sientes, siempre es igual.


Yoocheon no dio crédito a lo que estaba escuchando, era como si las verdades comenzaran a golpear en su rostro, era hasta un punto tormentoso, ciertamente sentía como si le debiera tantas explicaciones a esa mujer. Era como si simplemente lo conociera por completo, de la cabeza hasta los pies.


—Estás tan encerrado tratando de entender tu propio dolor, que cuando ya lo entiendes ves que todo tu mundo se ha desvanecido, olvidas que en el camino puedes lastimar, como cualquier humano. Careces de empatía, pero ya no más... Aquí se acabó, ya no puedo entregarte a mi hijo.

—Yo no quiero a su hij…

—Mientes. Porque cada que lo vez, cada que lo recuerdas lo quieres nuevamente a tu lado.


Eli fue dura con sus palabras, porque era madre, porque era una madre que ha tenido que ver a su hijo llorar tantos años, caer en ese amor tantas veces, pero ya no más, ya no dejaría que eso pasara, Junsu era distinto a todos sus hijos porque en todas sus vidas… se vio obligado a perder su ingenuidad de la manera más cruel que el mundo puede deparar, y ella llevaba años y vidas tratando de hacer que eso no suceda, sus mismos hijos mayores habían intentado ayudarla innumerables veces.


—Yo tomé la decisión de no estar más con él. No me he acercado, es más, él ni si quiera está en el país, porque él prefirió irse antes de reprocharme si quiera algo, decidió simplemente aceptar mis palabras y marcharse aún más lejos de mi lado. ¡Fue él quien decidió que todo esto iba a terminar! ¡Es tan difícil de leer! ¡Cuando creí que ya lo conocía él me demuestra que estoy muy lejos de si quiera un esboce de sus sentimientos! ¡NO SABE CUÁNTO ME LASTIMA SABER QUE SE HA IDO!


Eli le miró, sin decir palabras, pues Yoocheon se levantó de improviso cuando gritara las últimas palabras, él mismo se vio impresionado por sus propias palabras. ¿Eso sentía? ¿Dolor por la partida de Junsu? Oh mierda… ¿Qué diablos le sucedía a su corazón?



—Entonces… Ésta vez no lo dejes morir.



Continuará...