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miércoles, 15 de octubre de 2014

Actualización Nº 53

Hola~ ~ sé que me he demorado en actualizar, pero les seré honesta, e faltaba poco por concluir el capítulo y tuve un accidente en auto, luego cuando me recuperé fue la hora de ponerme al corriente con los estudios, de hecho, justo en éste momento estaba haciendo un trabajo sobre Deglución atípica y sus efectos en la evolución o desarrollo del habla (Ella~~~xD).- Sí, cada día me pongo más nerd con la universidad, y es que desde que me cambié de institución me siento motivada con mi carrera, a pesar de que es la misma, aunque me canso de tanto estudiar, de tantas pruebas y de la exigencia, supongo que tomé una buena decisión al cambiarme hasta allá. Bien, me desvié del tema principal, yo quería comentarles algo divertido, se suponía que éste iba a ser el último capítulo de Hijo de la Luna, sí, como pueden leer... FINAL, pero pasó que cuando escribía no pude contenerme en las palabras y blah blah... que me queda todavía para un capítulo más y terminamos con mi idea de lo que sería Hijo de la Luna, se los comento más o menos para que se preparen, a los más tal vez exista un Epílogo donde terminaré de poner todo en orden, pero quiero que todas entiendan que el final estaba dispuesto desde que comencé a escribir el fic, solo tengan en cuenta de que yo odio los finales tristes, se los digo para que no se amarguen, pero no se ilusionen tampoco, que ya le quité todas las ilusiones a Nita hyung cuando hablábamos, y me dio entre risa y algo de "Oh por dios... croe que todas esperan lo mismo" bueno, eso me generó el reto de que debo terminar de escribir bien cada sentimiento, y si me va bien, si el fic al final es bien aceptado por una gran cantidad de personas, que claro, gusten de éste fic, tal vez en las vacaciones comience a escribir la secuela de HIJO DE LA LUNA.


Bueno, ya me alargué, les dejo el LInk ~ ~ 



Hijo de la Luna: Capítulo 31


Capítulo 31.


“Cause: Ellos se van. ¿Y si te quedas a mi lado?”



Departamento Park por la mañana.



Estaba durmiendo al fin, luego de tantas noches en vela sin lograr hacerlo. Era extraño… pero cada día era más difícil dormir sin pastillas, era más difícil si quiera el poder descansar, pero luego de tomar esos té para relajarse y las pastilla había logrado sentir una leve conciliación con su cama. Todo era “perfecto”, quitando la parte de ese sueño que no lo dejó tranquilo, porque le había perturbado… realmente perturbado, había tenido que levantarse de la cama de un salto, con la respiración agitada y la angustia andando ¿Qué había sido aquello? Era el sueño más vívido que había logrado tener en su vida.

No sabía cómo tomarlo, si como algo malo, o como la simple sugestión de lo que había hecho.

Entró a la ducha y esperó que su mente se relajara en ella, pero no pudo creer que fuesen nuevamente todas esas imágenes en su mente las que llegaran de una sola vez.



Sueño.


El paisaje era realmente distinto a todos los que había podido si quiera recordar, la noche era realmente hermosa, las estrellas parecieran que podrían ser tocadas, el aire fresco rosaba su piel, lo sentía, era grato, le gustaba de verdad.

Pero no era como si quisiera cambiar lo que sus ojos veían en ese momento, era solo que, sus oídos habían logrado percibir ciertas notas, ciertas letras que le habían llamado la atención. Con curiosidad comenzó a buscar de dónde procedía aquella voz, la buscó por todo el bosque nocturno, hasta que le encontró, su vista quedó prendada en aquella imagen semi desnuda que se mostraba ante él, las gotas recorrían esas piel expuestas, que maraca esos torneados músculos, que no eran ostentosos, pero eran la prueba fija de que aquella persona era un chico que estaba jugando con el agua mientras cantaba con diversión, pero era extraño, por primera vez veía a alguien en su país con ese color de cabello… a la luz se tornaban leves rallos de color rojo rojas. No había podido despegar sus ojos de esa silueta hasta que le vio voltear, aun risueño, con unos radiantes ojos carmesí que interrumpieron el rumbo de todo pensamiento que pudiera si quiera llegar a tener en ese momento.


— ¿Sabe? No es cortés que esté ahí, observando de aquel modo. —Se preguntó mentalmente cómo es que le había visto, si se encontraba tras de un árbol, en silencio.

— Yo no… no pretendía espiar… —Musitó mientras salía de su escondite. Aquel joven tomaba una pequeña tela para poder secar la humedad de su cuerpo antes de comenzar a acomodar su Hanbok.

— Lo sé. Pero no se movió de su lugar, joven amo. —El pelinegro le miró un momento más, cuando luego se percató de que había perdido su vista nuevamente en el chico. — Joven amo… joven amo… ¡Joven amo! –Terminó por llamarle el pelirrojo con algo más de fuerza en la voz, solo de ese modo aquel chico de costosas ropas reaccionó.

— ¿Eh? Dis… disculpa… perdón. ¿Qué decías? —Preguntó con cierto aire perdido, el chico frente a él solo soltó un suspiro.

— Este no es lugar para usted. Es peligroso, podrían atacarlo… ni si quiera está con su escolta real.

— ¿Cómo sabes quién soy? — Preguntó algo aturdido.

— Yo… Joven amo… trabajo en el palacio. —Respondió con una sonrisa sobre sus labios, una sonrisa tan pura y cristalina, que llegó a dar una sensación de conforten el corazón del pelinegro.

— Nunca te había visto. —Respondió apenas.

— El joven amo por lo general no sale de su habitación. ¿No? —Aquel joven frente a él hizo un gesto con su mano de que siguiera cierto camino. —Vamos, lo guiaré hasta el palacio. En éstas condiciones, el joven amo no debería salir sin escolta.

— ¿Tú también dirás aquello? —Preguntó el pelinegro con cierto reproche.

— Joven amo, no se moleste. Pero ciertamente el mundo es hostil, y no dudarán en dañarle. No me sentiré tranquilo si dejo que se vaya sólo y le sucede algo en el camino. Deje que lo escolte al palacio. —Pidió con tono afable, sin perder esa sonrisa tranquila de sus labios.

— Vale… pero… Solo si respondes a una de mis preguntas.

— ¿Cuál sería?

— ¿Qué hacías en el lago?

— Oh… eso. — Aquel chico sonrió con cierta diversión. —Solo limpiaba lo que debía ser limpiado. Éste lugar tiene un cierto aire puro, nada más… es el mejor lugar para poder purificar lo que ha sido corrompido. —Comentó hacia aquel chico que le preguntaba.

— Uhmm… supongo que es una buena respuesta.

— Lo es para mí.  Oh… Llegamos.


Comentó el pelirrojo, dejando ciertamente confundido al pelinegro.


— ¿Cómo llegamos tan luego? Yo demoré mucho en llegar hasta allá.

— Hay personas que dan muchas vueltas y giros antes de llegar a dónde deben hacerlo. Demoró mucho, solo por eso, joven amo.


El pelirrojo tocó las puertas y anunció al príncipe del palacio.


— Bien. Ahora me retiro. —Dijo el chico, haciendo una reverencia. El pelinegro dio un paso hacia adelante tomándole del brazo.

— Es muy tarde, quédate… puede pasarte algo si te vas a esta hora a tu hogar. —El pelirrojo le miró un momento, deteniendo su paso, mostrando la confusión que le generaban aquellas palabras. —No podré estar tranquilo si te vas de noche, podría pasarte algo… con éste ambiente tan hostil. —Se excusó el pelinegro, de la misma forma que él había hecho antes para escoltarle hasta el palacio.

— Joven amo, usted no me conoce. No es bueno que le diga esas cosas a un extraño. Le hizo notar al pelinegro.

— Tú y yo no lo somos… ¿O me equivoco?

— No lo hace… pero aun no es tiempo, amo Yoochun.

— Entonces… dime quién eres.


El chico frente a él se soltó de su brazo, con una sonrisa sobre sus labios se fue alejando.


— Junsu.


Respondió antes de irse.


End


Ese había sido el primer sueño antes de cambiar a uno completamente distinto. Que tal vez le trastocó un poco más.


Sueño.

— No quiero escolta. Solo estaré en el patio, hay muchas personas y guardias ahí. —Pidió con el tono autoritario que debía de tener.

— Joven amo… pero su padre… —Trató de hacerle entender uno de sus sirvientes y escolta personal.

— Yo hablaré con él. Estaré en el jardín, no iré a ni otro lado más.


Aquel hombre no supo si quiera decir, y es que era tan extraño que el joven amo quisiera salir de su habitación, que no pudo seguir reteniéndole, menos cuando fue con aquella sonrisa sobre sus labios por quién sabe qué cosa.

Cuando el pelinegro llegó al patio vio el inmenso jardín que había. ¿Cómo le iba a encontrar en tan grande lugar? Camino, mirando atento a cada lugar, quiso preguntarle a alguien sobre Junsu, pero justo en ese momento no había nadie.

Luego de haber estado un buen rato en eso de buscar a aquel chico, y ya con una mueca de molestia surcando su rostro escuchó nuevamente aquella voz, se quedó quieto esperando identificar de dónde venía aquella melodía.


— ¡Junsu! —Le llamó al verle, cuando lo hizo el nombrado dejó de cantar y le miró con una sonrisa encantadora sobre sus labios.

— Nuevamente dio muchas vueltas antes de llegar. —Le comentó con cierto tono divertido, haciendo que el pelinegro perdiera su sonrisa y frunciera el ceño. El pelirrojo apuntó hacia arriba de su cabeza haciendo que volteara… Su habitación estaba ahí, su ventana daba justo a ese lugar del jardín.

— No puede… ser… —Musitó sorprendido.

— Amo Yoochun. —Escuchó la voz del menor, haciéndole voltear terminando con el rostro el aquel chico cerca del propio. —Es un gusto verle de nuevo. —Escuchó la voz ronca y a la vez suave de ese chico, haciendo que sus mejillas se ruborizaran por completo.


End


Salió del baño, con el corazón latiendo a miles ¿Por qué había soñado con eso…? ¿Por qué justo que había logrado dormir tuvo que soñar con el pelirrojo? ¿Por qué de algún modo su corazón latía emocionado por haber tenido esos sueños, esa imagen de un Junsu en la antigüedad sonriendo de esa manera por él?


— Simplemente estoy loco… yo no… —Soltó un suspiro agotado. Desde que terminó con Junsu, algo había cambiado en su vida, algo se había vuelto extraño y agotador, era agobiante salir de su casa, era agobiante darse cuenta que aquel chico ya no iba a las reuniones que sus empresas tenían… era como si algo le faltase, todo se había vuelto tan vacío… todo tan monótono, y que cada detalle pesara mucho en su consciencia… al igual que su última imagen de él… de esas lagrimas que surcaron esas pálidas mejillas esa noche que por accidente se toparon, ese momento sintió que algo en él se quebraba… pero él había buscado aquello, él había decidido como mejor el terminar con el menor cuando se dio cuenta que dolía ver a Siwon tan loco por Heechul.

¿Qué mierda pasaba con él?

 Estaba colocándose unos pantalones holgados cuando el timbre le hizo salir de su hilo de pensamientos. Caminó hasta la puerta, miró por el rabillo antes de abrir la puerta.


— Que mal luces, Yoochun. ¿Quién se murió? —Preguntó en un total tono sarcástico.

— Gracioso… —Respondió con voz parca el mayor. — ¿Qué necesitas, Changmin?

— Te necesito a ti, necesito que me acompañes al aeropuerto.


Yoochun miró con cierta curiosidad al menor. Su tono de voz había cambiado, al igual que su expresión facial.


— ¿Qué pasa, Changmin? —El nombrado solo le miró con cierta suplica en los ojos, que lo hizo suspirar. —Solo deja que me cambie. Changmin solo asintió dejándole caminar hasta su habitación.


Changmin esperó a que el mayor se cambiara, sabía bien que era temprano y que por lo general los días de descanso Yoochun los usaba realmente para ello. Soltó un suspiro, esperaba que todo saliera bien… de verdad que lo esperaba… No quería volver a equivocarse.


— Vamos. —Dijo Yoochun cuando ya se hubo cambiado de ropa y caminaba hacia él. — ¿Vienes tú en auto? —Changmin negó con la cabeza ante la pregunta que le mayor le hiera. — ¿Por qué no? —Volvió a cuestionar el pelinegro cuando salía de su departamento, Changmin actuaba tan extraño y más que nada porque ahora no contestaba, solo miraba el suelo mientras el ascensor bajaba. — ¿Me contestarás?

— Sino llego a tiempo… jamás seré feliz, Yoochun ah… —Musitó el menor. Yoochun simplemente no supo qué cuestionar, de repente su dongsaeng se veía envuelto en cierta aura tan inestable, como oscilar entre la felicidad y la tristeza.

— Soy un buen hyung… vamos. —Apenas y dijo eso quitó el seguro de su auto y esperó a que el menor se subiera.


******


Casa Jung.


— ¿Algunos de ustedes sabe por qué Junsu se unió al viaje? —Preguntó al aire KiBum cuando estaba en casa de su hermano, pues tanto Jonghyun como Jaejoong parecían tan preocupados por él que se habían puesto de acuerdo con que debían cuidarle mucho y que sería bueno tener a Yunho cerca porque era un caso especial, y más ahora que JunSu estaría lejos de ellos.


Jaejoong estaba en silencio mientras terminaba de beber su café, Yunho estaba por llegar a casa, pues había sido quien se ofreció a llevar a Dain al jardín, así no sería tan difícil para ella el hecho de que su primo ya no estaría cerca. Soltó un largo suspiro.


— Se notaba tan triste… como si estar aquí fuese muy doloroso.

— Tal vez y lo sea, Kibummie… tal vez Junsu encuentre doloroso estar aquí, tal vez solo quiere cuidar a Minho, darle su apoyo como siempre lo ha hecho.

— Puedo entender que se preocupe, hyung… no me quejo… el caso es que esa mirada. —Jaejoong masajeó el cuello de su hermano menor. —No quiero que piense que está solo… él siempre…

— Lo sé, dongsaeng… —Le interrumpió. —Lo sé bien… pero Junsu ha sufrido más que todos nosotros juntos. —Kibum bajó la cabeza y apretó la tasa entre sus manos. —Déjalo, tal vez le haga bien el irse.

— Lo dejo… lo hago… pero me siento preocupado por él… es como si una voz me dijera, no lo dejes ir.

— Prometo que hablaré con él, solo demos a Junsu éste tiempo, sé que lo necesita, cada parte de él lo ha gritado estos últimos meses.

— Lo sé…


Jaejoong se levantó de su lugar y se colocó tras su hermano para poder abrazarlo con cariño de tal modo de calmarle, no quería que su pequeño estuviera cargando tantas preocupaciones.


— Lo mejor para Junsu es que tú te cuides y nos des un hermoso y sano sobrino.


Kibum sonrió cariñoso, con cierto atisbo de diversión en sus facciones.


— ¡Boo! ¡Vamos! —Gritó Yunho desde la entrada.


El mayor de los hermanos besó la mejilla del menor antes de alejarse. —Llama a Jonghyun, estamos listos para irnos. —Kibum asintió con la cabeza antes de levantarse de la mesa para ir por su novio que luego de haber comido algo volvió a la cama a descansar un poco.


- Jong… Jong ah… —Le llamó justo cuando entraba a la habitación que usaban cuando se quedaban en la casa del Yunjae. —Jong… —Se sentó al lado del cuerpo de su novio, le contempló un momento dormir, se veía tan lindo de esa manera, indefenso, así… como era realmente. — Gracias… —Susurró bajito mientras acariciaba su rostro. Se inclinó un poco hacia el rostro ajeno y besó con suavidad sus mejillas. —Oye… despierta, debemos irnos, Jong.

Apenas dijo aquello aquel chico comenzó a abrir sus ojos, miró con cierta confusión a su estrambótico chico antes de entender lo que pasaba a su alrededor.


— Uhm… claro… entiendo… —Se levantó de a poco de la cama, desperezando un poco su cuerpo del sueño que aún le invadía. — ¿Vamos? —Preguntó con una linda sonrisa sobre sus labios, para luego inclinarse y dejar un beso en su vientre por sobre la ropa. —Hola, bebé. ¿Vamos a dejar a los tíos? Dile a omma que se levante de la cama.


Kibum soltó una risa divertida, ¡Ah! Qué tan idiota y adorable podía ser su novio, ese chico… ese chico, le mataba con ese aire risueño y resuelto.


— Ok, ok… me muevo, pero ya levanta tu trasero que nos esperan.

Jong sonrió de manera infantil, viendo a su chico levantarse de la cama. Hasta hace poco había tenido miedo de eso, de lo que sucedía, de tener ese tipo de relación con Kibum, de tener ese tipo de relación que iba más allá de un compromiso de palabra, claro… hasta hace poco; el miedo que tenía ahora era tan distinto, y distaba tanto de sus primero miedos.

—  “Si los pierdo me muero…” — Pensó con una sonrisa algo más alicaída.


*****



Aeropuerto de Incheon.


Minho, Yoogeun y Junsu ya estaban esperando sentados en su lugar, su vuelo se había retrasado por una hora completa, por un tema de que esperaban una interconexión proveniente de China. No era como si pudiesen alegar por aquel hecho, esas cosas tendían a pasar con frecuencia y ciertamente no se molestaban, eso les daba algo más de tiempo para organizar todo en su lugar. Tampoco era que se fuesen a un país tan lejos, solo era Japón a unas cuantas pocas horas de su propio país.


— No se te olvida nada ¿Cierto? —Minho negó con cabeza, algo divertido, claro… porque Junsu andaba algo perdido en sus pensamientos, ya le había preguntado lo mismo unas 6 o 7 veces.

— Hyung… calma, y sigue en tus pensamientos. —Junsu le miró con cierto desconcierto antes de asentir algo avergonzado, Minho le había descubierto.

— Lo siento. —Musitó con voz queda ante la mirada de Minho.

— Está bien, está bien…

— Minho… —El nombrado volteó su cuerpo al sentir su nombre ser pronunciado, se levantó de su lugar y caminó hasta su chico, Yoogeun se había quedado en su lugar, frente a su tío Junsu que miraba sus pies con aire distraído.

— ¿Qué sucede, Nickhun? —Preguntó el menor, con una sonrisa suave sobre sus labios, él no quería sentir aquella sensación tensa que había quedado entre ellos hace unas semanas luego de haberse besado.

— ¿De verdad tienes que irte ya? —Esa pregunta no se la había esperado. — Que te vayas ahora… ¿Por qué? No quise preguntar antes… pero la duda me mata, qué te hizo irte tan rápido.


El menor le observó un momento, preguntándose cómo debía responder esa pregunta, porque ciertamente Changmin tenía que ver, porque estaba abatido de todo lo que en su alrededor pasaba, de lo que Changmin destruía con su sola presencia, ya no quería más de eso, quería un lugar tranquilo.


— Minho…

— Ciertamente, no hay nada que me retenga en éste lugar, Nickhun ah… -Su amigo le quedó mirando sin saber qué decir. ¿No había nada? —No lo tomes a mal, pero éste sitio ya no es mi hogar, hace cinco años dejó de serlo, dejó de estar mi casa, lo único que me quedaba era un hermano y cuatro amigos, pero no había futuro y con un niño en camino… esas dos “cosas” no son suficiente. Aunque tuve suerte, porque esos cuatro amigos, hicieron para mí un nuevo hogar, Kibum y Jonghyun tomaron mi mano, aun si yo no lo pedí…  me sostuvieron y me llevaron con ellos, me dieron una familia nueva allá en Japón… ese lugar es mi hogar, ahí… ahí tuve que crecer de nuevo, tuve que aprender desde cero, como cuando recién naces, pero te sientes como un extraño… no quiero hacerlo de nuevo. — Y su tono matizó entre cierta tristeza por esos recuerdos y a la vez aquella felicidad que logró obtener en esas tierras, Japón se había vuelto en su hogar, el de Yoogeun y el propio.

— ¡Yoogeun!


Tanto Minho como Nichkhun levantaron la mirada al escuchar aquel grito proveniente de la voz de Junsu.



*****



Estaba jugando con Yoogeun cuando Minho y Nichkhun se apartaron de ellos para ir a hablar, ciertamente estaba entretenido con el menor pues le había quitado de aquel letargo en el que de repente parecía entrar.

Yoogeun sonreía de manera cristalina ante cada broma que hacía, reía con esa risita de niño travieso que tanto había aprendido a valorar… ah… como envidiaba de algún modo lo que Minho tenía, porque Yoogeun era un tesoro, y estaba seguro que Minho no lo cambiaría jamás en su vida, estaba seguro que ya ni si quiera podría decirse como si fuera el “mejor error de su vida” sino como aquel milagro que dio esperanzas en su vida.


— Tío Jun… quiedo dulces. —Pidió el menor haciendo un pequeño puchero encantador, y porque claro, sabía que con ese puchero su tío Junsu le daría su tan ansiado dulce, esos bombones que le encantaba y que siempre el mayor le daba.

— Ok, te daré. Pero quédate quito, ni te muevas. —Le pidió mientras le miraba de reojo. El menor asintió, porque le gustaba obedecer, más si de por medio estaba aquel chocolate.

— ¡Sí! —Contestó animado, y esperó sentado mientras su tío Junsu revisaba en su maleta lo que iba a darle. ­—Hay que esta... quieto. — Canturreaba el menor.


Junsu sonrió divertido mientras escuchaba el menor él seguía buscando en sus maletas, de verdad es que no recordaba en dónde los había dejado, frunció un poco el ceño tratando de hacer memoria ¿Dónde los había dejado? ¡Cierto! Estaban justo en bolso pequeño que traía consigo, el que estaba al lado de Yoogeun… He hizo una pausa a todos sus pensamientos porque Yoogeun de la nada había dejado de cantar ¿Por qué? Se volteó a mirar algo asustado.


— Yoo… Yoogeun… —Miró a su alrededor pero no estaba. ¿Por qué? Solo habían sido segundos los que su mirada se había desviado. — ¡Yoogeun! —Le llamó preocupado, tal vez se había ocultado.

— ¡Junsu! — Escuchó la voz del menor que llegó asustado mirándole, y sabe bien que su propia preocupación no ayudó mucho. — Yoo…

— Lo siento… solo… solo buscaba dulces, estaba ahí cantando… Minho.

— Hay… Hay que buscarlo.


Y los tres asintieron. El caso era que cuando Nichkhun trató de acompañarles, Junsu le retuvo de un brazo, con una mirada indescifrable, a la cual Nichkhun ni si quiera pudo protestar.


— Yoogeun no te tiene mucho afecto, no tienes esa conexión, pero si te ve aquí te reconocerá, estando asustado igual vendrá hacia ti.


Nichkhun aquello lo entendía, y sabía bien que debía hacer caso a las palabras de Kim, en especial porque sentía que era lo más correcto con solo mirarle a los ojos. Minho miró con cierto desconcierto a Junsu, pero de la nada Junsu se veía demasiado perdido, nuevamente, miraba hacia cada lado de manera analítica.


— Junsu ah… —Musitó el nombre del mayor con cierto desconcierto y una preocupación abrumadora. Trataba de entender la mirada del mayor… ¿Qué pasaba con Junsu? Parecía que oscilaba entre su personalidad y alguien más.

— Yoogeun está bien, solo vio a alguien y fue corriendo a buscarle, Minho…


¿Qué? Perseguir a alguien…. ¡Esperen! ¡Yoogeun una vez lo había hecho! Y esa vez… corrió… solo por esa persona, solo por él salía corriendo sin escuchar a nadie más.


— Lo entiendes, por favor… Minho, apúrate… llámalo. — La voz de Junsu sonaba angustiada y firme.


Minho, se sintió de repente confundido, Junsu trataba de decir que… No podía ser cierto que estuviera…


“Changmin estaba en el aeropuerto”


— Trata de contactarlo, mientras buscamos… por favor. — Junsu le jaló con él, y le hizo recorrer cada rincón mientras él intentaba una y otra vez contactar a Shim.


“Por favor… contesta… Hyung…”


Pidió algo abrumado… ¿Por qué ese maldito lugar tenía que ser tan grande?



*****



— Bien… Changmin ya llegamos. —Le hizo saber el pelinegro al moreno. Changmin respiro profundo mientras bajaba del auto y entraba con cierta prisa al lugar, dejando en el auto su celular, no estaba con tiempo para preocuparse de aquel aparato, él solo quería encontrar al menor y a su hijo, sea como sea debía de encontrarlos antes de que fuera demasiado tarde.


Yoochun bajó del auto con el menor, es que ciertamente algo le hizo querer acompañarle, como si algo le dijera que éste era un momento importante en la vida de su amigo y necesitaba la compañía de alguien, necesitaba que alguien le contuviese. No dijo si quiera una sola palabra y solo le siguió.

Changmin estaba ofuscándose cada vez un poco más el maldito lugar era enorme, pero Junsu le había dicho la hora a la que estarían en aquel lugar, no debía ser tan difícil encontrarles, porque en ese momento no se iba a equivocar, a pesar de que no tuviese más palabras que un simple “Perdón… soy un egoísta, no se vayan… les necesito en mi vida”.


Egoísta… egoísta… lo era, porque no quería dejar ir a su amigo de infancia, no quería dejar ir a su hijo… dios… ¡Su hijo! No de nuevo, y por ello corrió algo más asustado, porque necesitaba encontrarlos, cuando los viera sabría que todo está bien.  Y sin notar pasó cerca de donde se encontraban las maletas de quienes buscaban, pero Junsu estaba agachado buscando los dulces mientras Yoogeun le miraba atento… pasó, sin verles desesperado por encontrar a Minho en ese maldito lugar inmenso, ajeno al hecho de que cierta personita le vio pasar, esa misma persona que se levantó de su asiento todo emocionado y corrió en su búsqueda, porque su alto hyung favorito, aquel que le hacía sentir como su omma estaba en aquel lugar sin la bruja a su alrededor, al contrario, estaba con ese chico pelinegro que siempre acompañaba a su tío Junsu, entonces ese chico no podía ser malo si tío Junsu lo aceptaba a su lado, y con consideró mal ir en su búsqueda…



Porque se trataba de Changmin… a quien le encantaría tener como su appa, lo quería tanto que no podía evitar correr tras él.