Prohibido sacar Fic's del Blog sin concentimiento de la autora. Si no te gusta el genero Yaoi te recomiendo que no leas este blog (:

sábado, 28 de diciembre de 2013

Actualización Nº51

Llevo tiempo sin hacer esto~ Kkkk~ 

Hola~ Creo que esta es la última actualización del año ): 

Wouuu~ realmente me sorprende como pasa el tiempo, si bien la verdad no quiero decir muchas mamonerías, solo vengo a darles las gracias a todas las que han sido fieles a las historias que se han escrito en el Blog, éste lugar es algo que le tengo mucho aprecio, si bien, realmente para mí la escritura es un hobbie y jamás lo haría parte de una profesión, me ayuda mucho y me gusta hacerlo, espero poder escribir por mucho tiempo mientras pueda.

Bien, ahora... lo que a ustedes les importa son las actualizaciones. Dejaré ordenado de las actualizaciones que no he publicado debidamente hasta las que subía ahora.


Hijo de la luna capítulos 26/27/28 (Yoosu, Yunjae, Changminho, Sichul)

Príncipes de la música capítulo 1 (Yoosu, Yunjae, Changminho, EunHae)

El sabor de la Venganza capítulo 1 (Yoosu, Changminho)


Y sí~ al fin les traje un capítulo de "Príncipes de la música" sé que han esperado mucho por el comienzo de la serial, y si bien, el primer capítulo lleva tiempo ya escrito, quería subirlo cuando llevara bien avanzado el 2º. Y también, les traigo una serial nueva, es una adaptación de un libro que me encanta, y vendré con otro... es solo cosa de que me esperen y los haré, yo creo que pronto les subiré los otros capítulos... más que nada hago esto porque ando media nula de imaginación, entonces para que me esperen con los otros fic's estoy rellenando <3 Trataré de traerle muchas cosas divertidas para leer.


Bien, casi olvidaba que quería conversar con ustedes un tema... bueno... muchas me han pedido historias de couples que de verdad no me pueden gustar, pero no estoy enojada -O sea, sí me molesta que no lean la descripción del blog.- pero también me hace sentir bien el saber que me tienen consideración para pedirme de otras couples. Bueno... yo les vengo a decir que de las únicas couples que podría escribir a parte de las que yo adoro son: 

- SuJae: esto es culpa de "Roda de Invierno"
- MinJae: Todas saben, o las que siguen el blog desde que comenzó, antes de que me gustara el Changminho, me gustaba mucho el MinJae y solo escribía de ellos dos.
- HoSu: Bueno... me gusta solo porque ambos bailan, entonces historias de ellos sería bien lemonosas y sexy~
- MinSu: Porque es un contraste de personalidades bastante grandes para mí.

Bueno... solo quería decirles eso... pero espero que no se molesten, solo les dejo claro esto... porque igual es bueno que sepan por donde voy~ Kkk~ 

BESOTES Y ESPERO QUE TENGAN UNA LINDA FIESTA, QUE LA PASEN SUPER BIEN Y QUE DIOSITOS LAS Y LOS BENDIGA MUUUUCHO <3 LAS ADORO CON TODO MI CORAZÓN POR ESTAR CONMIGO UN AÑO MÁS Y ESPERO QUE SEAN VARIOS MÁS PARA QUE NOS ENTRETENGAMOS <3

El sabor de la Venganza



Nombre: El sabor de la Venganza.
Autor original: Michael Patrice.
Adaptador: Fiasco M.
Couples: Yoosu, Changminho.
Extensión: Serial.
Género: AU, drama, romance, acción, lemon
Advertencia: Alto contenido sexual (?)
Resumen: La venganza es un plato que se sirve frío. Nadie lo sabe mejor que Junsu (Xiah) Kim. Desde que tiene uso de razón, su padre ha hablado de venganza… venganza contra todos los vampiros. Cuando su esposa murió tras dar a luz a Xiah, Kim JunHo maldijo al vampiro que mordió a su mujer embarazada, y debido a esa pérdida dedicó toda su vida a librar al mundo de los vampiros. Cuando el padre caza-vampiros de Xiah es asesinado brutalmente, él retoma las riendas donde él lo dejó. Su primer objetivo: eliminar al vampiro que asesinó a su padre.

Yoochun, El Ejecutor, Park tiene un trabajo que hacer. Antes de asumir el liderazgo del clan Bruen, jura cazar a G-Dragon, el malvado vampiro que asesinó brutalmente a un cazavampiros humano llamado Kim Junho. Lo que Yoochun no espera encontrar durante su búsqueda es a su compañero, un humano cazador de vampiros llamado Xiah… un hombre que prefiere matarle antes que besarle.

Capítulo 1
Capítulo 2

El sabor de la Venganza: Capítulo 1

CAPÍTULO 1

— Hombre, este cazador es bueno. Condenadamente bueno. —Park Yoochun refunfuñó para sí mientras se acuclillaba al lado del cuerpo y tocaba la flecha incrustada en medio del corazón del hombre. El perno estaba por encima de la vena, quería matar. Miró de reojo contra el poniente sol otoñal. Si el hombre no hubiese sido un transer1, entonces su cuerpo sería ceniza seca a esta hora.

Transers. El hecho de que incluso existieran hacía que la sangre de Yoochun hirviera. Dejarles humanos o hacerlos vampri pero no dejarlos en esa intermedia condición necesitada. Sólo un malvado vampiro crearía transers porque sabía que un transer obedecería cada una de sus órdenes con la promesa de ser transformado en vampri.

Levantando la mirada, Yoochun examinó sus alrededores y advirtió la abandonada estación del tren que se levantaba a 9 metros, y un poco más. Advirtiendo el color amarillo del edificio desconchado por la edad y el olvido. Se figuró que el edificio más pequeño y lejano a la derecha, con sus ventanas y la puerta que se encontraba en lo alto, debía de ser el puesto de mando. Con sus sentidos intensificados en completa alerta, inhaló por la nariz el aire a su alrededor. En la descuidada atmósfera, no detectó perfumes inusuales moviéndose en el aire aparte del hedor del hombre muerto a sus pies.

Considerando el cuerpo ante él, el lugar estaba misteriosamente quieto. En alguna parte el cazavampiros estaba al acecho. Oyó la rápida pulsación del latido de un corazón humano, oyó la sangre corriendo a través de las venas del hombre. Desviando su mirada de regreso al hombre en el suelo, notó la piel fría al tacto. El rigor mortis ya se había asentado. Comprobó su reloj. Basado en el estado del cuerpo, tenía que llevar muerto por lo menos catorce horas.

Yoochun no podía ayudarlo pero podía sonreír. Le concedió una cosa al cazavampiros, el hombre tenía tenacidad y resistencia para las carreras. El cazador debía de haber perseguido a G-Dragon hasta aquí porque Yoochun conocía a Dragon. El vampiro estaba acostumbrado a los lujos de la vida. Dragon nunca iría a una estación abandonada del tren por propia voluntad. Su mirada se instaló en el BMW de Dragon. Las cuatro ruedas habían sido completamente acuchilladas. El cazador debía de haber cazado a Dragon aquí al filo del amanecer. Como un conejo en una red.

Su sonrisa se volvió aún más amplia a medida que su admiración por el cazador aumentaba. Con razón Dragon se quedó aquí. La abandonada estación del tren no tenía una fuente de comida para ese malvado vampiro y cuanto más tiempo pasaba sin comer, los poderes de los vampiros disminuían hasta una fracción de su pleno poder. No podían convertirse en un cuervo o transformarse en niebla para marcharse. Por ahora, estaba atado a la tierra, al igual que el cazador humano, y estaba obligado a permanecer oculto hasta que el sol desapareciera del cielo. Ahora mismo el cazador tenía la ventaja.

Yoochun había estado tras la huella de Dragon durante un mes. Desde Pekín hasta Seul, Korea, había cazado al desterrado vampiro. Antes de que oficialmente asumiese el cargo de su posición recién designada como líder del clan Bruen3, Yoochun había jurado eliminar a Dragon por su papel en el brutal asesinato de un cazavampiros llamado Kim Junho. No le debería haber llevado tanto tiempo seguirle la pista al bastardo, pero varios Bruens habían ayudado a escapar a Dragon de él en más de una ocasión.

Muchos de los Bruens no estaban felices de que Yoochun hubiese sido designado como su nuevo líder una vez que su líder original, Tae Yang, hubo muerto. Sobre todo Dragon, ya que Tae Yang era su hermano. Nunca pensó que tendría que cazar a un malvado vampiro.
Entre G Dragon y el cazavampiros, todo lo que Yoochunn tenía que hacer era seguir sus huellas. Cada uno dejaba tras sí un rastro de cuerpos. Los humanos que Dragon mató después de hartarse de su sangre, y los transers, asesinados por el cazavampiros. Yoochun se consideraba uno de los mejores rastreadores, pero por alguna razón este cazavampiros siempre parecía ir un paso por delante de él cuando se trataba de Dragon.

Levantándose, subió su mano en un puño. Respetaba al cazavampiros por sus infatigables esfuerzos, pero Dragon era suyo para darle caza. El pensamiento le espoleó a actuar. Park podría tener la ventaja de ser capaz de caminar a la luz del sol, pero reconocía completamente las limitaciones de sus poderes híbridos (medio vampiro medio humano) comparados con los del vampiro Sangre Pura. En lugar de eso, dependía más de sus habilidades cazadoras para atrapar a su presa vampira. Las señales estaban siempre ahí, si uno sabía dónde mirar.

Cuando registró la suave tierra alrededor del cuerpo junto a él, las huellas de las botas contaron toda la historia. Quienquiera que hubiera matado al vampiro lo había inspeccionado para asegurarse que estaba muerto. Yoochun siguió las huellas. Las impresiones no eran muy grandes pero tampoco eran tan pequeñas, un término medio, pero por otra parte, el tamaño no era un requisito para ser un buen cazador.

Mirando con atención alrededor de la esquina del edificio, avistó a un hombre agazapado cerca de los vagones abandonados del tren a unos tres metros de distancia. Dos palillos cruzaban como una lanza entre la multitud de su pelo negro azabache, siguiendo con su recorrido se detuvo un rato en su cara y luego tuvo una nítida visión de su delgado pero masculino cuello. Llevaba puesta una ramera blanca que se adhería a su formado torso, remarcando esas delicadas líneas de sus músculos, encima de la ramera la chambray4 caía suelta. A medida que levantaba su brazo, su mirada se fijó en el revólver en su mano.

Dios, ¿una hombre con aspecto aniñado había causado todo esto? Se rió ahogadamente para sí mismo. Dragon debía de haber estado comiendo ruidosamente su bocado para dejarse atrapar por un simple humano. Yoochun cruzó los brazos y, en una postura casual, se apoyó contra la pared para admirar el resto de su forma bien proporcionada.

Mientras aquel chico comprobaba su arma, él apreciaba sus brazos tonificados. Su mirada descendió por su cuerpo hacia abajo, más allá de sus ajustados pantalones caquis donde los músculos de sus muslos y las pantorrillas, claramente esculpidas y definidas, le causaron endurecerse instantáneamente. Tanto como quería hacer el inventario del resto de sus activos, fue su elección de armas lo que atrajo su atención y respeto final.

El comprobaba y recargaba su pistola de la ballesta con experimentada soltura, casi como si pudiera hacerlo incluso mientras dormía. Un arma conocida por su mortífera precisión, la pistola de la ballesta era lenta para cargar comparada con una semiautomática con cargador. Y con la sabida presteza de su enemigo, el hecho de que escogiera tal arma hablaba de su confianza en sus habilidades así como también de su coraje.

No era estúpido. Sonrió abiertamente a medida que examinaba el arsenal que llevaba en su persona. Ceñía una daga en su cinturón y uno cuchillo Bowie5 más recio y largo en su muslo. Cuando cambió de dirección e hizo rodar sus hombros, como para aliviar la fatiga de una larga noche de vigilancia, vio momentáneamente la pistola semiautomática escondida detrás en la cintura de sus pantalones contra su columna vertebral. –Chico listo. –Pensó.

Como si sintiera su presencia, el hombre levantó la vista y volvió su cabeza hasta que lo localizo. Clavó los ojos en él, encontrándose su firme mirada. Estrechó sus ojos y lentamente volvió su cuerpo para confrontarle. Yoochun consultó su reloj con movimientos pausados. Contempló el sol poniéndose, luego se encontró con su mirada cuando articuló su “actuación”.



*****


Kim Junsu clavó los ojos en el hombre apoyándose contra la estación del tren. Una advertencia vibró a través de su cuerpo de la manera que siempre lo hacía cuando estaba junto a un vampiro. Pero en este momento la sensación parecía más débil e iba acompañada por un pequeño temblor que se deslizo hacia abajo por su columna vertebral, haciendo que se sacudiera con fuerza su cabeza y con una mueca se dirigió hacia él.

Él determinó que tendría alrededor de treinta y uno, sólo un par de años mayor que él. Xiah vio que era alto, físicamente su constitución era adecuada, el pelo corto, negro azabache, y ojos serios y profundos. Sus cejas eran tupidas, una sombra más oscura que su pelo, le daban un aspecto áspero, con una afilada mirada tipo “cuidado a mí alrededor”.

Desde luego, aquella mirada podría tener que ver con la sombra de las cinco en punto con la que él estaba jugando o con la camiseta negra que llevaba puesta entremetida en sus vaqueros adecuadamente descoloridos que usaba.

Su pulso se aceleró al máximo cuando él se apartó de la pared y echó a andar hacia su persona. Supo que él no era un vampiro, pero él no había sobrevivido tanto tiempo exclusivamente por sus habilidades cazadoras. Prepararse era la mitad de batalla. Puso a la vista su arma. Justo entonces, un vampiro saltó hacia el desconocido desde el techo de un edificio adyacente. El desconocido no apartó su vista de su persona mientras deslizaba una pistola de la pistolera atada a su hombro y se daba vuelta sin rodeos su costado, clavando al próximo vampri. Su asaltante se encogió en la tierra, muerto.

Diablos, era bueno, pensó él mientras una pequeña sonrisa de apreciación jugaba en sus labios. El desconocido debía de ser un cazador, también. Él había cazado a Dragon y a otros dos vampiros aquí. El otro cazador sencillamente se había encargado de la segunda sanguijuela. Ahora sólo había dejado a Dragon. La adrenalina bombeaba a través de sus venas. Su estómago se contrajo mientras él continuaba su paso lento, deliberado hacia él.

Un rechinido a su izquierda, atrajo su atención a medida que una de las puertas del vagón del tren se abría. Dragon saltó desde lo alto al suelo, divisó al cazador llegando hacia su persona, e inmediatamente saltó hasta al techo del vagón. –Malditos poderes de vampiros. – pensó mientras Dragon sacaba su pistola y disparaba. El desconocido se tiró de cabeza la distancia restante y aterrizó al lado de él contra la locomotora.

Bien, mierda. El idiota precisamente había relevado su única ventaja. En su estado debilitado, ella dudaba que Dragon conociera que estaba tan cerca. Él aún no había mirado en su dirección. Si no hubiese estado tan distraído por el otro cazavampiros, entonces tendría al vampiro a esta hora.

Xiah no admitía ningún riesgo. ¡Dragon era suyo! El demonio asesino tenía que pagar y él se había ganado esta presa. Comenzó a subir por la escalera dirigiéndose al techo del tren cuando una mano firme la sujetó por su tobillo, tirando bruscamente de él de regreso hacia abajo.


— ¿Qué estás haciendo? ¿Estas chalado? Él tiene una pistola y te estará esperando —siseó él quedamente en su oreja desde su espalda. El timbre profundo de su voz mezclado con el débil acento en sus palabras enrollándose a través de sus nervios como miel caliente. El sonido le hizo querer oírle hablar otra vez para ver si había imaginado la leve inflexión en su tono. Se quitó de encima la curiosa sensación y en lugar de eso aterrizó un codo en la parte sana de su plexo solar. Su gruñido amortiguado lo asombró. Xiah esperó un quebrantado susurro de respiración por sus esfuerzos. Aparentemente, el hombre estaba hecho de acero. Los dedos índices asieron su brazo superior en un firme apretón.


Con experimentada rapidez, se volvió hacia él, colocando su ballesta con pistola encima de su corazón, el dedo sujetando el gatillo.


— A menos que quieras convertirte en una estadística, sugiero que me sueltes el brazo. –El hombre permanecía en pie con sus buenos diez centímetros más alto que su metro setenta y cuatro. Xiah tuvo que alzar la vista simplemente para encontrar su mirada. Al principio sus ojos dorados se entrecerraron como si él tuviera la intención de rehusarse, luego su mirada se oscureció mientras abiertamente le evaluaba. Él frunció sus labios, dando testimonio de una boca que podría ser dura o sensual, a merced del humor del hombre. Y de su postura actual, inquebrantable él tenía la impresión que ese chico podría ser ambos tipos de hombres si la situación lo requería.

— Bien. Yo simplemente trataba de ayudarte —escupió gruñendo y soltó su brazo. Echándose para atrás, puso a la vista sus manos, su arma colgando de su pulgar.
El más bajo alzó su ceja como quien dice, no necesito tu ayuda.— Tú eres el único que no tiene un arma preparada.

Él peli azabache emitió una sonrisa. — Mira de nuevo.


Cuando Xiah bajó su mirada, él apuntó su pistola hacia él, la luz del láser clavándose en medio de su torso. Hombre, él era rápido. ¡Él aun no le había visto moverse!

El cazador dibujó un lento círculo con la luz roja alrededor de su pecho izquierdo antes de detenerse directamente sobre su corazón. Sabelotodo fanfarrón, pensó el más bajo, apretando los dientes.

En cierta forma él sabía que el tipo realmente no le dispararía. Se decidió a probar la teoría, pero por si acaso, dejó su pistola preparada sobre él mientras subía la escalera. Cuando se acercó a la parte superior del tren, deslizó su pistola en la pistolera especialmente hecha en su hombro y extrajo su cuchillo Bowie de hoja gruesa de su funda en su pierna. Usando la hoja como un espejo, lo levantó sobre su cabeza para mirar alrededor por el techo del vagón del tren. Cuando la luz del sol poniente destelló en su hoja, los disparos sonaron mientras Dragon disparaba más balas. Antes de que deslizara su cuchillo hacia abajo, Xiah vio a Dragon girarse y saltar al otro lado hasta el siguiente vagón del tren en una enérgica carrera. Metiendo el cuchillo de un golpe en su funda, ascendió a la parte superior a tiempo de ver al otro cazavampiros bajando corriendo por los vagones del tren en pos de Dragon. ¿Cómo infiernos había subido aquí antes que él?

No había ninguna forma de que ese tipo hubiera saltado sobre él. Xiah salió corriendo en pos de esos dos hombres más altos mientras sacaba una bola6 de tres piedras de su riñonera. Haciendo girar el arma en su mano, dejó las cuerdas y el peso de las piedras se añadieran al ímpetu, luego arrojó el arma hacia las piernas del cazador. Él aminoró forzosamente a medida que la cuerda de la bola atrapó sus rodillas, enrollándose apretadamente.


Precisamente para asegurarse que él no lo agarrara cuando lo pasara y también por un poco de más “en tu cara”, Xiah se lanzó encima de su parte trasera, saltando sobre el resto de su cuerpo como una grácil gacela. —Mejor suerte la próxima vez. —informó él sobre su hombro mientras sacaba la pistola que él había dejado caer fuera del techo del tren con una patada y continuaba persiguiendo a Dragon.



******



Yoochun tiró bruscamente de las ofensivas cuerdas de cuero enredadas alrededor de sus piernas hasta que se rompieron, cayendo a sus pies, y siguió en pos del cazador. Apretó con fuerza su mandíbula sintiendo la cólera elevarse profundamente dentro de él. Pero por otra parte, nunca se había topado con otro cazador realmente tan bueno como este hombre. ¿Cuál era su nombre de todas formas? ¿Blanka? Si él podía poner una cara a esa heroe popular de videojuegos, entonces tendría que ser la fascinante belleza que cruzaba velozmente el tren varios tramos del vagón delante de él.

Sus descomunales botas fabricadas sonaban fuertemente conforme él avanzaba sobre los vagones de metal del tren. Detuvo su rápida carrera, no queriendo revelar su posición al cazador de vampiros que era propenso a disparar impulsivamente. Quien sabía cuáles eran las motivaciones de aquel hombre. Tal vez todo lo que requería era oír la palabra «vampiro» para que debiera darse la vuelta hacía él. Lo podría ver ahora. Él yaciendo en una piscina de su sangre, él diciendo.— Oh, lo siento te disparé. ¿Eres un vampiro bueno? ¿Existe tal cosa?

Él se quitó de encima el divertido, pero morboso pensamiento cuando finalmente llegó junto al chiquillo. Este estaba de pie en posición de tiro, la pistola de la ballesta apuntando al “vampiro malo”. Dragon había alcanzado el extremo de los vagones del tren y sostenía su pistola delante de ese humano igualmente. Estaban a cuatro metros y medio el uno del otro y claramente en un punto muerto.


G Dragon se rió animadamente cuándo Yoochun dio un paso al lado del humano. —No puedo creer que el “gran” Yoochun haya dejado que un chiquillo humano me capture primero.


Él humano se giró con una sorprendida mirada en su dirección, pero entonces rápidamente ocultó su expresión mientras miraba hacia Dragon otra vez, sus ojos se entrecerraron. —Deja de hablarle, Dragon. Encara tu muerte como un hombre. O pero que digo, que excusa más lamentable, un hombre, quise decir, Vampiro —se burló él.


Yoochun sonrió sin humor a Dragon. —Este Humano te ha hecho morder el polvo y usando una pistola por el momento. Diría que es un enemigo formidable —Yoochun echó una ojeada en su dirección. —Que noble eres, él es mío —le dijo al humano con una dura mirada.


Por un el breve segundo, la cruel boca de Dragon se debilitó como respuesta a su pulla deliberada antes de que sus labios se curvaran por la diversión. Esta vez se rió duramente, agarrando su barriga en la hilaridad, sus ojos negros llenos de deleite. —Sienta tan bien ser contra el que se lucha. —Una vez que habló, se despejó rápidamente y enfocó su mirada en ellos, sus oscuras cejas apuntando hacia abajo. —Pero me parece a mí que tengo la ventaja aquí. —Como para enfatizar sus palabras,  levantó su barbilla hacia la pistola de un tiro del humano y luego sacudió con fuerza su arma semiautomática en una manera burlona.


Yoochun no pudo frenar la sonrisa que apareció en sus labios por las insolentes suposiciones de Dragon. Mientras el humano aguantaba allí, la ballesta preparada en Dragon, su otra mano mantenía el agarre del revólver remetido en su cinturón detrás de su espalda. Sin lugar a dudas, ese chico estaba listo. Para Dragon, él parecía colocar su mano sobre su columna vertebral para equilibrarse a sí mismo.


Dragon advirtió su amplia sonrisa y su bravata se desvaneció de sus ojos. Él miró directamente a ese humano y apretó el gatillo. Anticipando su movimiento, Yoochun se tiró de cabeza hacia ese chiquillo, golpeándolo por el camino y poniéndolo directamente encima de la esquina del tren.


Príncipes de la música: Capítulo 1

Capítulo 1: 

“Conociendo al príncipe del teclado”


La verdad es que nunca estuvo en busca de una persona de la cual enamorarse ni tener una relación, simplemente pensaba que de llegar alguien llegaría sin que le buscase, que sería espontaneo.

Suspiró caminando hacia la facultad, en la mañana Jaejoong le había invitado a una fiesta, prometiéndole que no se iba a aburrir que al contrario iba a disfrutar de buena platicas y esas cosas, una junta de amigos más que fiesta.


- Amigos… -Musitó para sí mismo. Caminó a paso lento hasta su salón, iba absorto en sus pensamientos hasta que el sonido de un piano siendo tocado le quitó de su ensoñación. - ¿Quién toca…? –Aceleró su paso y se encaminó hasta el salón de música, y ahí le vio, con los ojos cerrados deslizando sus dedos por las teclas del piano. –Wou…


Se quedó, inmóvil, escuchando cada nota que tocó ese chico de cabellos negros, disfrutando de la melodía que era tocada.


- Muy bien, Yoochun. Haz mejorado.

Junsu se escondió apenas y escuchó la voz del maestro de música, se suponía que él debía estar en clases, no en el pasillo.

- Si sigues así, podrás ganar el concurso… -Se escuchó un sonido estruendoso, como cuando un montón de teclas del piano son tocadas.

- Ya dije que no iré…

- Junsu ah. –La voz de Yunho le hizo saltar en su lugar.

- Hyung… -Volteó a ver al mayor.

- ¿Qué haces? –Preguntó Yunho con una sonrisa de medio lado.

- La verdad es que nada. ¿Vas a clases? –El moreno asiente al cuestionamiento del menor. –Vamos, yo también me iré a clases.

Caminó hasta su salón al lado de Yunho que le conversaba sobre la fiesta de más tarde.


- Sí, ya lo sé. Jaejoong hyung me invitó ya… más bien me ha obligado a ir. –Dice soltando un suspiro.

- Ok, entonces pasaremos para ti a la tarde. –Dijo antes de entrar al salón, Junsu por su parte solo se limitó a suspira resignado.


******


Ya era tarde, Jaejoong ya tocaba la puerta de su casa.

- Ush… -Caminó hasta la puerta y abrió.

- Podrías si quiera fingir una sonrisa emocionada. ¿No crees?

Junsu le miró de reojo.- ¿Debería?

- Que insoportable eres a veces. –Le jaló de la mano. –Ya vamos. ¿Sí?


El menor de los Kim se resignó a asentir a salir de su casa e ir con el mayor hasta el auto de Yunho para encaminarse a la fiesta.


- ¿Puedo si quiera saber dónde queda la dichosa fiesta?


Jaejoong asintió con una sonrisa de medio lado antes de contestar a la pregunta hecha por un enfurruñado Junsu.

- En casa de Shim Changmin. –Junsu bufó. –Vamos… No es tan malo.

- No, para nada. Solo es un tipo que se la vive fastidiándome. –Dice con un notado sarcasmo.    

- Ustedes dos, no cambian. –Comentó Yunho conduciendo en dirección de la casa de Shim Changmin. –Tranquilo, además no es solo la casa de él, vive con un amigo de infancia.

- Sí, claro… vale… -Junsu se resignó a lo que los mayores decían, él ni si quiera gustaba e ir a fiestas, licor, tabaco, etc… no eran de su agrado, lo único que le gustaba de las fiesta era que podía bailar.


Luego de que el moreno condujese un trecho largo de camino, llegaron al lugar donde se estaba realizando la junta. Pero esta vez Jaejoong tenía razón, no era una fiesta, era un especie de junta, nada más.


- ¡Wou wou! Trasero de pato, haz venido. –Apenas y escuchó aquel horrible mote supo que su noche no iría bien si Changmin no tenía con qué distraerse.

- ¿No tienes algo mejor que fastidiar? –Preguntó mirándole sin expresión en el rostro.

- ¿No puedes sonreír? –Preguntó desde el marco de la puerta.

- ¿Por ver tu cara? –Hace una mueca de fastidio. –Créeme que prefiero mil veces vomitar a sonreír.

- Antes no decías eso… -Changmin se le acercó, rodeando la cintura de Junsu con su brazo diestro, acercándole a su cuerpo.

- Siempre lo he dicho. –Le mira de reojo. –Siempre me dejas en banca rota. –Le saca la lengua de forma infantil.

- Tú eres el que todavía no entiende que yo como mucho.

- No, si eso yo lo entiendo. Tú eres el que no entiende que no soy millonario como tú, o como nuestros hyung, babo~ -Le da un empujón para que le suelte. –Y no me abraces con tanta confianza o te acuso a Minho, y la última vez que lo hice, creo que el castigo que te dio, no fue de tu agrado. ¿No?


Changmin sonrió de medio lado, alejándose del mayor con las palmas en alto, no quería que Minho volviese a dejarle sin ni un privilegio, bastante era tener que aguantarse de no correrle mano, bastante… Más para una persona como él, el sexo es algo que él no cambia por nada del mundo.

Junsu por su parte suspiro, ya se había liberado solo por ese momento de Changmin, porque se sabe bien que cuando el alcohol le suba a la cabeza lo tendrá nuevamente molestándole y ahí no importa cuántas veces lo amenace con contarle a Minho.

- ¡Junsu ah! –El nombrado buscó con la mirada a quien le llamase, y ahí vio a uno de sus mejores amigos al lado de aquel chico del que solo recuerda su apellido.

- Hyukkie~ -Junsu se acerca sonriente, al fin ve una cara conocida. –Hola. –Saludo con esa sonrisa tan característica de él.

Su mejor amigo sonrió al ver que se acercaba, mientras y tomaba la mano de su novio quien sonrió al ver a aquel chico sonreír.


- Hola, Junsu ah. Ya ha sido mucho tiempo. –Dijo el mayor de los dos, y es que ciertamente llevaban mucho tiempo sin verse y eso que son mejores amigos de infancia.

- El trabajo me ha quitado mucho tiempo. –Comentó el menor, que prontamente llevó su mirada a aquel chico que sujetaba la mano de su mejor amigo. –No recuerdo tu nombre, pero sé que eres el novio de Hyukkie~ Un gusto el verte de nuevo.


DongHae sonrió divertido al escucharle decir aquello, su novio siempre le habló de su mejor amigo de infancia y las miles de travesuras que habían hecho juntos, pero que ahora el menor solo vive con su hermano mayor puesto que sus padres habían muerto en un accidente.


- Aigoo~ Junsu ah, entonces te recordaré su nombre, es DongHae~

- Espero que Hyukkie no sea un pesado contigo, si te hace algo solo debes decirme. –Comenzó a decir Junsu al novio de su mejor amigo.

- ¡Hay! –Hyuk hizo un leve puchero al mirar a su novio y mejor amigo hablando de él como si él ni si quiera estuviera al lado de ellos. –Lo que hacen es de mal…

- Eh… ¿Eso es? –Volteó su mirada buscando la dirección de dónde provenía aquel sonido de piano, era la misma hermosa melodía de la mañana.

Estaba seguro de que se trataba de la misma persona tocándola… su oído no podía equivocarse, esa melodía sonaba tan única tocada por esa persona.

- Oh, es Yoochun tocando el piano. –Contestó de lo más natural HyukJae mientras abrazaba de manera empalagosa a su novio.

Junsu le miró con curiosidad… “Yoochun”, Sí… ya había escuchado ese nombre antes… HyukJae le sonrió divertido y luego apuntó hacia un rincón, donde un atractivo chico pelinegro tocaba el piano a ojos cerrados, sintiendo cada nota de aquella linda canción que tocaba.

Sus pies se comenzaba a mover por inercia hasta ese pelinegro, la forma de tocar aquel piano le atraía, le seducía con cada nota que tocaban  esos largos dedos. Pronto se vio ahí, frente aquel atractivo chico.


- Wou… -Musitó cuando la música dejó de sonar. –Eso ha sido increíble…

Junsu obtuvo por respuesta solo silencio, aquel lindo chico había bajado su cabeza sin prestarle atención, con cierto nerviosismo pues mordía su labial inferior.

- No pretendo desconcentrarte… es que… enserio… es que jamás se me hubiese imaginado que Angel Waltz y Claro de Luna sonaran tan bien de esa manera. –Se largó explicar el pelirrojo.

Esas fueron palabras suficientes para que el pelinegro levantara la mirada, viendo a un punto muerto y no a Junsu.

- ¿Las reconociste? –Preguntó totalmente sorprendido. –Es… primera vez que alguien reconoce esas canciones.


Junsu le miró algo sorprendido, aquel chico no le miraba, veía a un punto fijo, y dubitativo de preguntar por qué no lo miraba prefirió callarse y no decir palabras.

- Me encantan esas canciones, además las tocas tan bien que fue fácil reconocerlas, tienes mucho talento para el piano. –Dijo con entusiasmo renovado. - ¿Tocas desde hace mucho tiempo?

Yoochun asintió con la cabeza. Sus mejillas estaban adquiriendo color a cada cumplido entusiasta que Junsu le hacía.

- Tú… ¿Tú estudias en la universidad Kyung Hee? –Aquel pelinegro parpadeo algo rápido, Junsu podía deducir que estaba sorprendido por su pregunta.

- Sí… ¿Có… cómo lo sabes?

Junsu sonrió, su voz era masculina y tímida, una extraña combinación, pero que le estaba gustando.

- Es que… hoy en la mañana pasaba por el salón principal de música y he escuchado la misma tonada… también escuché como el maestro te alagaba. –Respondió con cierto tono alegre.

Yoochun mordió su labio inferior. - ¿Me has visto en la mañana?

- Oh, no lo he hecho. No te vi… Solo te he escuchado tocar el piano. –Se excusó el menor, no sabiendo el por qué, pero sintió la necesidad de hacerlo.

- Comprendo… ¿Escuchaste… todo lo que el maestro dijo? –Preguntó con voz tímida, dudosa…

- Algo… pero no fue por andar de espía, fue cosa fortuita… -Se apresuró a decir. –Aunque… él tiene razón.

Yoochun se tensó, luego comenzó a negar energéticamente.

- ¿Qué? ¿Es que no te has oído? Tocas el piano de manera increíble… me encantaría tener tu talento. –Comentó en tono entusiasta, es que ese chico era un prodigio.

- Todos dice eso… solo porque tratan de ser buenos conmigo, no necesito de la lástima de nadie… -Se largó a explicar el pelinegro.

Junsu un tanto confundido, no pudo quedarse callado. - ¿Por qué tendría yo que sentir lastima de ti? Es más siento envidia, tocas muy bien el piano.

Yoochun siguió negando. –Todos lo hacen… -Siseó por lo bajo.

- Que yo no lo hago. –Soltó un pequeña risita el menor, aunque tal parece que el pelinegro se la tomó a mal.

- Sí lo haces, por eso te ríes… pero déjame decirte algo… ¡Que no vea, no significa que deban tratarme de tal modo! –Junsu se quedó pasmado con ese tono tan alto.

- No… no lo hacía… -Murmuró en tono bajo, y es que no le gustaban los gritos… le ponían tenso.

- Te has reído… y tratas de ser amable conmigo diciendo tanta estupidez… ¿Pero sabes? ¡Te puedes ir a la misma mierda! –Junsu parpadeó confundido… aquel chico le estaba mal interpretando y aun así no pudo decir nada. Él no sabía responder a ese tipo de cosas, no era bueno, su cuerpo se tensaba y quedaba en blanco… no es que fuese débil, solo traumas de infancia le dejaron de aquel modo.

- ¡Hyung! No le grites a Junsu… -Se hizo escuchar la voz de Changmin. Había escuchado, como muchos de ahí, como Yoochun le gritaba a su rubio amigo.

- No… no importa Changmin… estaba molestando… -Musitó por lo bajo antes de irse de aquel lugar.

- Yoochun hyung… no debiste gritarle… -Dijo Changmin con tono de desapruebo. –Es un chico muy tímido y los gritos lo espantan como si fuese un niño.

Yoochun no dijo nada, solo apretó sus puños por sobre su pantalones, aquel tono bajo con el cual Junsu le quitaba la culpa y además aquello que le dijera Changmin le hizo sentir mal consigo mismo.

- ¿Tímido…? ¿Y viene a hablar conmigo como si nada?

Changmin soltó un pequeño suspiro y se sentó al lado del mayor, tocó unas cuantas notas al azar antes de decir algo.

- Le gusta la música, se emociona tanto, que olvida el hecho que le cuesta relacionarse con personas… Nos ha costamos mucho a Yunho, Jaejoong y Minho el traerle… ni su hermano puede convencerle de ir a una fiesta y lo has espantado.

- ¿Por qué? –El pelinegro volteó su rostro hacia el menor, aun si no le veía.

- Porque su infancia fue muy dura, Yoochunnie… así que espero, que le pidas disculpas. ¿Vale? Sea lo que te haya dicho Junsu, no lo tomes a mal… él es algo burro pero siempre trata de ayudar a las personas. –Comentó Changmin, para luego palmear la espalda de su primo pelinegro, de ese que soltaba un suspiro algo afligido… tal vez había sobre reaccionado a las palabras de ese dulce chiquillo.

- Estudia en la misma universidad que nosotros. ¿Verdad? –Preguntó el pelinegro, bajando su rostro, le pediría disculpas a aquel chico.

- Sí, llega temprano y se va muy tarde para ocupar la sala de música. –Yoochun hizo un gesto sorprendido…

- ¿De verdad? –Porque en muchas instancias, en las que había llegado o muy temprano o se había ido muy tarde de la Universidad, escuchaba a un chico cantar, su voz era muy dulce, linda y cargada de sentimientos.

- Pero solo se va tarde cuando le dan permiso en el trabajo de no ir… -Comentó, tocando nuevamente notas al azar. -El lunes se supone que se va tarde. –Yoochun surcó una linda sonrisa, es que entendía lo que el menor quería decirle.

- Bueno… ¿Y qué es tarde para ti? –Preguntó acompañando a su primo en tocar el piano.

- Eso es… media hora después de clases. –Comentó con cierta diversión. –Oh… Junsu volvió. –Exclamó el menor al ver a su pelirrojo amigo entrar con la mirada en el suelo mientras era empujado por su hermano mayor de los hombros. –Y llegó su hermano mayor.

- ¿Tiene un hermano? –Preguntó con cierta curiosidad su primo.

- Sí, y al igual que tú y Yoohwan, ellos dos se parecen mucho. –Yoochun simplemente asintió a las palabras del menor. Cómo le gustaría a él poder ver lo mismo que su primo.


Si bien el transcurso de la fiesta siguió con lo suyo, Junsu ya había perdido todo su ánimo, él había vuelto hasta el lugar solo porque vio el rostro iluminado de su hermano al llegar. Escuchar su tono animado al decirle “Has venido a divertirte, pequeño. Eish… No sabes lo contento que me pone eso”. Junho era su hermano mayor… ¿Cómo no querer complacerle cuando es todo lo que tiene en su vida? Era quien le daba ánimo de seguir adelante, quien le ayudó a afrontar las fuertes caídas de la vida, era su alma gemela… su otra mitad, sin mentir; por lo que luego de haber visto aquella sonrisa iluminada, se resignó ante la idea de irse de la fiesta, se quedaría un rato más, luego se iría.

- ¿Sucede algo, Su? –Junsu movió su rostro para poder mirar al dueño de aquella voz.

- No sucede nada, hyung. Estoy bien. –Y se obligó a sonreírle a su hermano.

- Uhmm… éste dongsaeng. Soy tu hermano, bonito. –Diciendo esas palabras se sentó al lado del menor, abrazándole con fuerza. - ¿Qué ha pasado?

- No sé… -Respondió, su semblante demostraba su respuesta. La verdad es que no le gustan los gritos, le descompensaba el hecho de que alguien le tratara del mismo modo que lo había hecho Yoochun. –Ya se parará, hyung. O al menos eso supongo, tampoco es que sea algo grave… solo me descolocó.

- Mm… Comprendo. Pero ya sabes, Su. Soy tu hermano mayor… cualquier cosa que te pase debes decirme. –Junho enfatizó sus últimas palabas, terminado por dar un cálido beso en la frente de su hermano.

Junsu nuevamente se quedó solo, sentado, viendo cómo el resto de las personas que estaban en la fiesta se divertía, también pudo ver cómo Minho y Jaejoong estaban con aquel chico llamado Yoochun, riendo abiertamente por no sabe qué cosa. Soltó y sutil suspiro, estaba tratando de entender las palabras de ese pelinegro, tal vez podría encontrar algún tipo de justificación en ella, tal vez habían un “por qué” de su actuar. Bueno, él simplemente se acercó a ese chico porque su extraordinaria forma de tocar el piano, una que era casi mágica y le había dejado embobado. Luego el hecho de que jamás le miró a los ojos, el que no haya visto que no se burlaba de él, de que no le mentía y luego algo hizo clic…

¡Que no vea no significa que deban tratarme de tal modo!


Claro, ahí estaba… ¿Cómo no se percató antes? Ese chico no miraba a los ojos, su vista siempre parecía perdida, además también se lo dijo con claras palabras.

Yoochun era ciego.

Esa podría ser la única explicación de que no le creyera. ¡Ahh~! ¡Que idiota había sido! Ese chico debía tener algún tipo de incapacidad.

Se mordió el labio inferior, comprendía el motivo de que no le creyera, pero sabe bien que no debió gritarle.

- Bueno, al fin de cuentas… da igual… lo más probable es que me odie… -Murmuró bajito solo para él.



******


Lunes. Universidad KyungHee.


Unas horas antes de que terminara la fiesta Junsu había decidido irse, aprovechó la propuesta que le hizo Donghae de acercarle hasta su casa, sin contar que HyukJae también insistió mucho en que aceptara la propuesta de su novio, él no tuvo más remedio que aceptar, porque de todos modos estaba muy lejos de donde vivía, Changmin era un chico de dinero, al igual que la mayoría de sus amigos, él y su hermano habían sido muy afortunados de que esos chico le acogieran con los brazos abierto a ser partícipe de su círculo social. Ellos los habían ayudado a afrontar las tantas locuras que el destino les había colado en frente, es por eso que siempre se sentiría agradecido, trataba de retribuirles toda aquella ayuda con su presencia cada que ellos le necesitaran.

El transcurso del día en la Universidad pasó rápido, cosa que le sorprendió, tendía lo Lunes a ser lo más tedioso, pues era cuando tenía la mayoría de las clases teóricas de su ramos.

Ya a la salida de clases hizo lo que todo Lunes hacía: dirigirse a la sala de música a practicar, era el único día en el que se permitía quedarse hasta tarde en la universidad para ensayar. Entró a la sala, comenzado a relajar sus músculos, quitar las tensiones de ellos era lo más óptimo para generar una buena respiración diafragmática. Luego de ello se acercó hasta el piano y comenzó a tocar unas cuantas notas al azar antes de elegir alguna canción para practicar, cuando una canción se vino a su mente, sonrió con cierta gracia y se puso a tocar una de sus composiciones, si bien estaba en Japones, le gustaba mucho.

- “Kimiga ireba, kimito naraba, Boku ga boku mo” –Estaba cantando cuando sintió que alguien se sentaba a su lado, algo espantado por aquella cercanía a su persona dejó de tocar alejándose un poco.

- Ey… no pares, lo estaba disfrutando. –Dijo aquel chico a ojos cerrados, afirmando entre sus manos una especie de bastón.

- ¿Qué haces aquí? –Dijo sin hacer caso de sus palabras.

- Escucho, al igual que lo hacías tú la vez que me escuchaste con tocando. –Respondió, sin moverse ni un ápice. –No te estoy espiando, solo estoy escuchando.

- Pero… yo… yo no estaba en el salón.

- Y por ese motivo no me viste, pero yo tampoco te estoy viendo, aun si abro mis ojos no podré verte.

Junsu se quedó por segundo sin habla. ¡Dios! Eso simplemente espantó muchos pensamientos… esa sinceridad le mató por unos eternos segundos.

- Yo…

- No tienes que decir algo, eish… -El pelinegro frunció el ceño, odiaba que la gente hiciera aquello. –Tal parece que ere…

- Yo no entré a la sala aquella vez, escuché desde afuera, la presencia de alguien se puede sentir también. –Dijo un poco tenso, para luego inflar sus mejillas.

Yoochun soltó una carcajada. Ok, lo admite, eso le hizo reír. Esa respuesta le había encantado, realmente le había encantado.

- Ah… Aigoo… Kim Junsu. –Llevó su mano derecha hasta su cabello para llevar algunas hebras tras su oreja. –Esa respuesta me ha gustado.

- ¿Eh? –Frunció el cejo cuando le escuchara decir todo aquello. - ¿Cómo sabes mi nombre? Yo no te lo he dicho.

- Pero Changmin lo hizo. –Respondió Yoochun con toda sinceridad.

- Maldito Changmin… no puede mantener la boca cerrada… -Comenzó a decir entre dientas y con bajo volumen el pelirrojo.

- No, no lo puede hacer… Además me quiere mucho y lo que le pregunto me lo contesta. –Dijo con cierto tono de burla.

Junsu se quedó unos eternos segundos en silencio, ese chico le había escuchado.

- Tengo una gran audición, Kim Junsu ah.

Junsu bufó por lo bajo, y se volvió a sentar. Al mismo tiempo Yoochun giraba en su eje, aun sentado, para quedar de frente con las teclas del piano.

- Quiero hablar contigo. –Dijo comenzando a tocar unas cuantas notas al azar.

- Ya estamos hablando. –Yoochun al escuchar aquello dejó de tocar el piano. –Ok… ok… comprendo ¿De qué quieres hablar? –Preguntó con las manos sobre sus propios muslos, viendo como Yoochun tocaba cualquier melodía.

- De cómo me comporté la otra noche.

- Oh… sobre eso… -Suelta un sutil suspiro. - ¿Qué quieres decir?

- Solo… quiero pedirte disculpas, Kim Junsu.

- ¿Eh? –Preguntó con cierta confusión el menor.

- Eso… -Reverberó por lo bajo el pelinegro.

- ¿Eso? ¿Enserio?

- ¿Me estás tomando el pelo? –Preguntó con cierto tono de desagrado aquel chico de azabaches cabellos y mirada perdida.

- Ahí vas otra vez… enserio, no te estoy molestando, no me interesa molestar al mundo. Me gusta la armonía, siempre la busco. –Dijo ya en modo de berrinche, odiaba que le mal interpretara, pero… es que con Yoochun era algo complicado.

- Ok… pero no te conozco, es obvio que no reconozco cosas de tu voz…


- Entonces… conozcámonos, solo así aceptaré tu disculpa. –Terminó de decir Junsu antes de ponerse a tocar el piano con cierta gracia para luego cantar. Yoochun solo sonrió y se quedó en aquel lugar escuchando la dulce voz del menor llenar aquel salón de música.

Continuará...

El sabor de la Venganza: Capítulo 2

CAPÍTULO 2


— Cuando me levante de aquí, voy a patearte el culo —dijo el chico soltando improperios, una vez que recobró la respiración por ser metido de un golpe dentro del lateral del tren.
Mientras su cuerpo estaba colgado hacia las ruedas del tren, Yoochun le sujetaba su mano y agradeció a las afortunadas estrellas que Dragon fuera hasta en su posición un auténtico cobarde. Tan pronto como él había disparado al humano, Yoochun oyó los pies de Dragon golpear la tierra y salir corriendo apresuradamente. De otra manera, sujetándolo por el lado, Yoochun sería un blanco facilísimo para la práctica de tiro al blanco de Dragon.


Él le recorrió con la mirada, la pistola a pesar de todo en su mano, los músculos en su brazo tensos bajo el impacto total de su peso. ÉL pudo haber dejado caer su arma y sujetarse a él con las dos manos, pero en lugar de eso prefirió más bien arrojarle amenazas de muerte. ¡Qué hombre!


Él dijo en una voz calmada al chiquillo.  — ¿Es esa la forma de tratar a tu salvador?

— Si no fuera por ti, no me encontraría en esta posición, idiota.

Yoochun se tensó por su insulto. Si él tuviera que adivinar, diría que ese chiquillo apretaba los dientes más de cólera que del dolor en su brazo. Respeto. Él necesitaba aprender un poco de respeto. Toda diversión huyó de su expresión.  — Tu nombre.

— ¿Qué? —Él jadeó. Estaba finalmente cansándose.

— Tu nombre —repitió lentamente. —No te subiré sin un nombre. —No había un tiempo mejor que el presente para averiguar la identidad de aquel hombre.

— ¡Xiah! —soltó siseando.

— Tu nombre completo.

— ¡Xiah! Ahora levántame de aquí y no te mataré.

Él no pudo menos que reírse ahogadamente de su bravata.  —No pareces estar en posición para negociar, Xiah, amor. ¿Así es que qué tal mostrar un poco de gratitud, hmmm?


Y maldita si, con su última onza de energía, él no gruñó, girando, y maniobrando hasta que tuvo la pistola de su ballesta apuntada hacía él.


— Dije súbeme. ¡Ahora, Maldito!


El humano tenía una veta terca de más de un kilómetro de larga. Yoochun lo levantó. No porque él pensara que le dispararía, sino porque él quería una excusa para tocarle. Tan pronto como sus pies tocaron la parte superior del vagón del tren, él puso sus manos en sus brazos, notando la sangre en la curva de su hombro.


— Estás herido —comentó él al clavar los ojos en su herida superficial. Él no podía desviar su mirada. La sangre. Él olió su dulce, tentador perfume. Si la lujuria ya no estuviera despertándose por sus venas ante la visión de ese delicado torso subiendo y bajando con cada respiración, la vista de su sangre precisamente casi lo desarmó. Él tenía que saborearla. Yoochun encontró sus marrones ojos mirándolo alarmados, sintió el pequeño temblor recorrer su cuerpo mientras él sostenía sus brazos aún más fuerte, y lo atraía más cerca.

Antes de que sus labios tocaran los suyos, el más bajo se apartó de un empujón lejos de él. Manteniendo la pistola de su ballesta entre ellos, dijo — Viviré. Aleja tus manos de mí, capullo.


Mientras el más bajo le miraba furiosamente, él oyó la inconfundible revolución del motor de un coche. Ambos volvieron sus cabezas hacia la estación del tren a tiempo de ver a Dragon marcharse en un coche, su coche, mientras la suciedad se movía hacia arriba detrás de las ruedas. Jodido Demonio.


Xiah enfocó su fija mirada acusadora en él.  — Él era mi presa. No la tuya.

Yoochun indicó la pistola con una inclinación de su cabeza. — ¿Qué vas a hacer? —Él puso a la vista sus manos vacías desde sus lados.  — ¿Disparar a un hombre desarmado? —Él quería a Dragon, pero ahora mismo quería más a ese humano. Irguiéndose su cabeza hacia un lado, le recriminó de modo ofensivo, esperando incitar una reacción— Eres bastante duro cuando tienes todas esas armas.

— Oh, ¿es eso lo que quieres? ¿De hombre a hombre?


La sonrisa afectada que el menor le dio sólo aumentó su belleza natural, pero él advirtió que la media sonrisa en sus labios llenos realmente no alcanzaba a sus notables ojos amielados. ¿Por qué? Se preguntó.


— Entonces, eso significa… —El chiquillo se alejó unos cuantos y dio media vuelta para dejar en el suelo su pistola. La riñonera vino después, junto con la pistola de su espalda.
El estómago de Yoochun se tensó y su pene creció hasta palpitar en una instintiva respuesta primitiva al sonido de la correa de velcro mientras se despegaba y ese chico quitaba el cuchillo Bowie de su muslo, entonces se quitó el cuchillo de su cintura. La idea de que estuviera despojándose de sus armas, de sus defensas, rebotó en su mente mientras su cuerpo reaccionaba y despertaba y su pulso palpitaba.


Sus entrañas se retorcieron cuando ese hermoso chico se quitó su cinturón, recordándole el acto de desnudarse delante de él. Notó que la hebilla más grande de oro tenía un diseño inusual, dos serpientes en un poste o algo por el estilo. Park se resistió al primitivo deseo de deslizarla en sus brazos y desafiar la falsa bravata que mantenía tan apretada a su alrededor como una capa invisible de armadura. ¿Se daba cuenta ese ser qué tan seductor eran sus acciones?


No, si la mirada decidida en sus ojos era alguna indicación. El más bajo se encontró con su mirada y se posicionó, pies separados, brazos levantados en una posición preparada. Una mano formando un puño, gesticuló con su otra mano.  — Vamos, solucionemos esto, Yoochun el Ejecutor. El ganador consigue a Dragon.


Park arqueó la ceja por su uso de su apodo. ¿Cuánto sabía él? Obviamente, no sabía que él era un vampiro o le habría disparado ya.

Él rápidamente golpeó una de sus manos hacia abajo, con un movimiento tan rápido que supo que ese chico no lo había visto llegar. Yoochun contuvo la jactanciosa mirada que amenazaba con filtrarse a través de su cara. Pero él no tuvo tiempo de saborear su pequeña victoria, pues el más bajo giró rápidamente y le golpeó en la parte más baja de su pecho con una poderosa patada circular sencilla, tirándole hacia atrás algunos centímetros, directamente hasta el borde del vagón del tren.

Mientras sus pies se balancearon en el reborde, levantó sus brazos para recuperar su equilibrio. Bravo, por los poderes vampíricos no obstante, pudo salvarse, pero era más divertido ver la expresión de conmoción en su rostro, luego la culpabilidad cruza la cara de Xiah antes de que éste pasará sobre él, agarrara la pretina de sus pantalones, y tirará bruscamente de él hacia atrás encima del vagón del tren.

Yoochun se aprovechó de su error momentáneo de “modo de batalla” y asió sus brazos. Pero antes de que supiese qué lo golpeaba, fue noqueado sujeto por su espalda, y golpeado, con el pie en su pecho, el brazo retorcido, y su mano doblada hacía atrás.


— Dilo, Dragon es mío —demandó el bajito.


Él negó con la cabeza.

El humano retorció su mano hacia atrás más aún. Hombre, eso había comenzado a doler. Jodiendo bastante.


— Tío —dijo con una mueca y se torció, pateando sus piernas debajo de Xiah. Tan pronto como éste aterrizó, él se abalanzó, cubriéndole su cuerpo con el propio, mientras tiraba de sus muñecas encima de su cabeza. Nunca había encontrado a un hombre que echará combustible al fuego en él como ésta lo hacía.

— Cede, Xiah, amor. Has sido superado.


El pulso en sus muñecas era acelerado bajo sus dedos, mientras las pupilas en sus ojos se dilataban. Si no fuera por esos casi imperceptibles indicadores, él no habría sabido que Xiah estuviese pensando en cómo darle la vuelta a la situación. El menor continuó con su expresión cuidadosamente reservada. Pero su parte vampira no estaba nunca fuera de tono con su entorno inmediato. Él escuchó el cambio de los latidos de su corazón cambiar de rápidos a sordos. El sonido abasteció de combustible su deseo, llamando a sus instintos más bajos.


******


Yoochun  instintivamente corcoveó para derribarle, pero él simplemente presionó sus caderas contra las suyas, inmovilizándolo en la superficie de metal del vagón del tren. Estaba atrapado. El hombre era una roca inamovible y también tenía su cuerpo inequívocamente rígido presionando contra su bajo vientre. Incapaz de detener su inspiración ante su obvia excitación, así como también la suya propia, Xiah forzó una expresión neutral.


— No soy “tu amor” —dijo mordazmente. ¿Por qué tenía ese imbécil que seguir llamándole así? ¿Simplemente porque él la había salvado y viceversa? Estaban empatados por lo que a él concernía. El amor no tenía nada que ver con ello.


Hundido bajo el chico más alto, su cuerpo sobre el del humano, no podía moverse pero estudio su angulosa cara y la incipiente barba oscura que favorecía la fuerte línea de su mandíbula. Se preguntó como la sentiría contra su piel, como se sentiría la áspera y continuada fricción simplemente en los lugares correctos. Su selvático aroma se extendía y daba alas a su libido incrementándolo, haciéndolo latir de deseo. Dios, había estado un rato fantaseando con un completo desconocido.

Pero, demonios, él tenía los ojos más hipnóticos. El color negro profundo le recordaba a los de un león, con su intensidad parecía quedarse mirando en su misma alma, para conocer cada uno de sus pensamientos y deseos.

Él no dijo una sola palabra. Solamente le sujetó allí, clavando la mirada en sus ojos. Su ritmo cardíaco saltó diez metros cuando su intensa mirada se deslizó suavemente hasta sus labios y luego a su pecho.

El calor emanó lejos de su cuerpo, pero Yoochun no respiraba con dificultad como él. De hecho, estaba tranquilo, muy tranquilo.


Su cólera aumentó cuando la comprensión le golpeó. Él se había esforzado y ese chico alto ni siquiera había sudado. — ¿Jugabas conmigo?

— No como me gustaría jugar contigo. —Él sonrió, entonces su mirada regresó a su boca.


El sensual arco de sus labios se acopló con el profundo timbre de su voz enviando una sacudida de apreciación recorrer a través de su cuerpo. Xiah dejó a su cólera templar su deseo.

Desplegando sus piernas ampliamente, rápidamente levantó sus caderas y enrollo sus extremidades alrededor de su cuello. Cerrando sus tobillos debajo de su barbilla, empujó hacia atrás su cuello hasta más no poder. A menos que él soltase sus brazos, estaban en un punto muerto.


— No juego limpio —dijo Xiah apretando y retorciendo sus caderas hacia el costado, metiendo su cabeza de un golpe en el techo de metal del vagón del tren.

Mientras Yoochun se golpeaba la cabeza, Xiah gateó sobre sus pies y recogió su equipo. Mientras descendía la escalera, hizo una pausa y se encontró con su malhumorada mirada, con voz firme y tranquila dijo  —Dragon es mío, Yoochun. Ve a buscar otro vampiro a quien cazar.


****


— ¿Dónde diablos has estado? —Bramó Hyunseung por el teléfono.


Xiah cambió de posición el teléfono móvil en medio de su hombro y oído, ya que de esta manera podría firmar el formulario de registro. Agradeciéndole al encargado del hotel, dobló hacia los ascensores, con el saco de la bayeta en la mano.


— Eres afortunado de que estuviese aquí para contestar al teléfono —soltó gruñendo con evidente cólera.  —Se suponía que te registrarías hace dos días.

Xiah se tensó mientras asestaba un puñetazo al botón del ascensor. — Tú no eres mi guardián, Hyunseung.

— Esa fue tu elección —rebatió él con sonora frustración.


Xiah negó con la cabeza. Hyunseung no había estado muy entusiasmado cuando había roto la relación con él hacía uno pocos meses. Pero tan enojado como él había estado, habían logrado seguir siendo amigos.


— Esto es algo que tengo que hacer por mí mismo.

— Ir tras el vampiro que mató a tu padre te hace un blanco facilísimo, Xiah, un lindo blanco facilísimo. —El tono protector en su voz le hizo a sonreír. Hyunseung sería algún día un estupendo marido para quien sea su pareja. Mientras esa persona simplemente no fuera su persona, si bien esa fue una de las razones de su padre para reclutarlo en su grupo de cazadores de vampiros, los Rastreadores.

Él se rió ahogadamente mientras deslizaba su tarjeta llave en la puerta del cuarto del hotel. —Puedo cuidarme. Siempre lo he hecho.

— Sé eso demasiado bien —contestó en tono de queja. —Pero mejor registra la entrada una vez al día, Xiah, o juro que voy tras ti.

Junsu lanzó su bolso de la bayeta en la cama y se recostó en el colchón. —Seré un buen soldadito de ahora en adelante, Herr Commandant.

— Advierto que lo eres —señaló él, ignorando su mofa.


Él cerró el teléfono móvil bruscamente y lo dejó caer encima de la cama a su lado, pensando en Jang Hyunseung. Él era el hombre perfecto para cumplir con el papel de liderazgo que su padre había dejado libre. Tan pronto como había ido tras Dragon, había puesto en el buen camino a su tío Joong. Él había esperado que asumiera el control como líder de los Rastreadores después de que su padre fue asesinado. Junsu se conocía mejor que nadie. Él no era un jugador del equipo. Trabajaba solo. Siempre lo había hecho.

Toda su vida su padre había hecho lo mismo, había trabajado solo. Pero cuando envejeció y sus reflejos no fueron lo que antaño fueron, se decidió a reclutar a otros para su causa. Eso fue cuando encontró a Hyunseung.

Junsu frotó su mano sobre sus doloridas sienes, el dolor amenazaba con convertirse en una jaqueca asesina. Hombre, estaba cansado. Había estado despierto durante 26 horas seguidas. Uno pocas horas con los ojos cerrados y pensaría en la comida. Se sentó, desató sus botas, y se las sacó con la punta del pie. Trepando a la cama, colocó su cabeza en la almohada, su cabeza palpitando.

Si no voy a unirme a Hyunseung, ¿qué voy a hacer, entonces una vez que atrape a Dragon? Se preguntó. Su corazón dolido por la razón de esta búsqueda. Había perdido a su padre. Si él estuviera aquí, entonces le recordaría acerca de «la búsqueda de la venganza», que todos los vampiros eran malos. ¿Lo eran?

¡Ah mierda! Él levantó su cabeza y asestó un puñetazo su almohada antes de colocar su espalda. Sólo se ponía lacrimoso y débil cuándo estaba realmente cansado y deprimido.

Unas pocas horas con los ojos cerrados y recuperaría su brío, su completa fuerza. Con ese último pensamiento, Junsu sucumbió por el excesivo cansancio.


*******


Como el mecanismo de un reloj Xiah salió a la superficie de un profundo sueño dos horas después de cerrar sus ojos. Arrastró su cansada cabeza fuera de la cama y buscó una ducha muy necesaria. Refrescado y con las emociones más claras que había tenido en semanas, se secó su pelo y deslizó una camisa roja de seda sobre sus hombros, disfrutando del tacto del suave material mientras susurraba cayendo sobre su torso, luego aquel pantalón negro de cuero que reacomodaba contra su trasero delineando sus perfectas curvas y sus bien tonificados muslos.

Se miró en el espejo y sonrió. El único e incomparable momento en el que se permitía este tipo de indulgencia de «ser un hombre de buen gusto» era cuando estaba entre desconocidos. En este hotel de clase alta, nadie sabía que se había criado sin influencia femenina ni para qué decirlo de una masculina, en una vida donde una daga en su mano se sentía más familiar que una barra de carmín.

Deslizó sus manos sobre la cara seda contra su cuerpo, apreciando la suave fricción del material contra su piel. Algunas veces ser un heredero tenía sus buenos puntos. Su padre no pudo haber estado allí para seguir criándolo, pero una cosa que su padre hizo fue dejar atrás la considerable herencia Wellington.

Esta noche dejó su pelo natural, castaño y no muy largo mostrarse y se aplicó un poco de delineador en los ojos y un poco de brillo de labios. Se arregló un poco el pelo, no en exceso pues no sabría cómo hacerlo más allá de peinarlo ordenarlo y colocarse algo de gel. Sacó su lengua y se guiñó el ojo en el espejo antes de salir para cenar.


******


— Gracias —murmuró Xiah al camarero mientras él le daba el menú y se marchaba dando la media vuelta. Pudo haber comido en su cuarto en lugar del restaurante del hotel, pero poder tomarse la cena en el primer piso era parte de su “indulgente” fantasía, aun si comía a solas.


Mientras hacía una ligera lectura de la selección de alimentos todos sus sentidos repentinamente le golpearon en alerta total y una cortante sensación ondulo por su columna vertebral. Bajó su menú para ver a Yoochun de pie delante de su mesa.

Inesperadamente una intensa apreciación golpeó fuerte a través de él a la vista del fino suéter verde oscuro grueso extremadamente tirante contra sus formados bíceps y los pantalones negros del traje que se pegaban ajustadamente a sus caderas. Se había afeitado y el débil aroma del jabón masculino se aferraba a él, haciéndole querer moverse más cerca para poder inspirar profundamente.

Su mirada encontró la del menor mientras colocaba su bola, o los restos de su bola más bien, sobre la mesa delante de él. No dijo una palabra, pero se permitió mirarle de arriba abajo empezando por ese escote en “V” que se generaba producto de la camisa que no había cerrado por completo, demorándose en  la figura de ambas clavículas que se mostraban, el que sin querer la tela hiciera notar sus pezones, antes de regresar audazmente a sus ojos.

Sus ojos color miel, ardientes, hambrientos, e intensamente depredadores, se detuvieron con los suyos. Sin palabras, el hombre le dijo exactamente lo que quería y maldito si su cuerpo no reaccionó del mismo modo. Su ritmo cardíaco se aceleró, su estómago se contrajo con fuerza, sus pezones se pusieron tirantes, duros guijarros contra la tela de seda. Una humedad caliente mojó ligeramente sus boxer. Tuvo que oponerse al deseo de retorcerse bajo su estrecho escrutinio. Dejó caer su mirada fijamente en su escote una vez más y las comisuras de sus labios se curvaron hacia arriba.

Yoochun cambió de dirección y caminó de regreso a la barra a través de la sala, se reacomodó en su taburete, y recogió su bebida. Mientras sus ojos interceptaron los suyos sobre el reborde de su vaso, su audaz acto con la bola le dijo de un modo muy ostensible…

Él era un cazador.

Le había encontrado.

Y lo quería…. ahora.

Junsu miró hacia abajo a la bola sobre la mesa, un recordatorio de que había estado tan distraído de la cacería, que había dejado atrás un arma. Averiada, sí, pero reparable.

Apretó sus dientes y agarró con fuerza las cuerdas de la bola en su mano, enojado consigo mismo por estar tan cerca de Dragon solo para permitirle escapar. Su cólera hirvió a fuego lento, desalentando su espíritu, hasta que se dio cuenta de que Yoochun el Ejecutor, el cazavampiros, el que “siempre atrapaba a su hombre”, había fallado, también. El pensamiento trajo una pequeña sonrisa de satisfacción a sus labios.

Tan pronto como Dragon lo llamó “Yoochun”, lo supo. El cazador que estaba de pie a su lado en el tren era “Yoochun el Ejecutor”; El hombre acerca del cual había oído casualmente hablar a un par de vampiros en un bar en el que había tenido la oportunidad de echarlos y habían corrido hacía una conocida guarida de vampiros un par de semanas atrás. Muchos vampiros temían a Yoochun y con razón, al parecer. Había oído que él nunca había perdido una presa. Jamás. ¿Pero si él era tan bueno, por qué su padre nunca lo había mencionado?

Junsu ignoró a Yoochun mientras comía, rehusándose a admitir su presencia. Pero sentía su pesada mirada fija en su persona, observando cada uno de sus movimientos, cada pequeño trozo de comida que ingería, cada sorbo de líquido que tomaba. Cualquier otra persona podría haberse congelado al ser el objeto de su enérgica inspección, pero Junsu, bien… ella era Junsu. Nunca se había acobardado y siempre afrontaba un desafío. Cuando terminó de comer, ordenó una bebida con sabor a frutas con una sonrisa en sus labios. La táctica dilatatoria era su especialidad.


El camarero trajo su bebida y se demoró en su mesa. — ¿Hay algo más que pueda traerle? —Preguntó, sus cejas oscuras se elevaron.

Xiah negó con la cabeza. —No, gracias. Traiga la cuenta.

Él sonrió y su apuesta cara se iluminó. — ¿Quieres tomar un poco de café? Acabo en media hora.

Tú y yo, amigo, ambos si Yoochun consigue lo que quiere, pensó Junsu con una ahogada sonrisa interna al mismo tiempo que se percató cuánto le asombraba la invitación del camarero. Junsu estaba tan acostumbrado a que los hombres la vieran como uno de los suyos. Pero entonces, recordó sus ropas y su fantasía. Él la había visto como un hombre, nada más, nada menos. Entremetiendo aquel mecho de su pelo detrás de su oreja, encontró su mirada azul inquisitiva con una sonrisa en sus labios. Tenía que ser por lo menos siete años más joven que su persona. — Gracias por la invitación, pero…


Él se tensó e inmediatamente la cortó, mirando su reloj, mientras veía a sus espaldas, luego retrocedió con una sonrisa de disculpa. —Oh, lo siento, justamente recordé que tengo planes.


Hablando de alguien dando y quitando. Esta vez Junsu se rió ahogadamente en voz alta mientras él se escabullía. Su risa ahogada murió en sus labios, sin embargo cuando su mirada se cerró en Yoochun. Su mandíbula apretada con fuerza, él parecía francamente enojado. ¿Cuál diablos era su problema?

Junsu terminó su bebida y recogió la cereza que estaba colocada encima del hielo en su vaso. Sosteniéndola por el tallo, usó su lengua para sorber el gordo bulbo entre sus labios. Él encontró su constante mirada, con una propia y audaz mientras masticaba la deliciosa fruta, rellena del alcohol.

¿Por qué no te permites el gusto de algo de sexo anónimo, libre de culpabilidad? Su cuerpo entero se sintió tenso, pendiendo al borde de… ¿qué? No lo sabía. Tal vez fueran las semanas cazando a Dragon. Necesitaba una liberación física y Yoochun bueno, el hombre ciertamente tenía un cuerpo que le gustaría explorar. Su pericia como un cazador llamaba a sus instintos más primitivos. Él reunía los requisitos físicos así como también los profesionales. Fácil y sin problemas. Él le quería y viceversa. Sin condiciones.

Junsu no podría pedir una mejor circunstancia para apaciguar sus necesidades sexuales. Sonrió burlonamente. Al menos no tenía que preocuparse por su protección. Gracias a los “perros” retortijones desde que tenía trece años, la píldora se convirtió en su mejor amiga. Demonios, mejor que Yoochun tuviera algunos malditos condones.


El camarero parecía haber desaparecido, entonces Junsu dejó el dinero en efectivo sobre la mesa y se levantó, recogiendo la bola en su mano. Cuando pasó por la barra en su camino hacia la habitación, expresó sobre su hombro— Esta noche, Yoochun.


Entrecerrando los ojos, el menor esperaba, así como temía que le siguiera. Contuvo su respiración mientras subía al ascensor, su corazón cayendo con un ruido sordo en su pecho. ¿Le seguiría él?

Justo entonces Yoochun entró en el ascensor, moviéndose directamente detrás de él. Cuando Xiah se acercó al panel de botones del ascensor, él se inclinó y presiono el botón de su piso. No se molestó en preguntarle, pero otra vez le demostró a su propio modo deliberado que él había averiguado en qué piso estaba y tenía la intención de seguirle allí.

El breve encuentro de su hombro contra la piel desnuda de su espalda, el calor que emanaba de él, le hizo estremecerse. Él no le tocó otra vez, tampoco se alejó. En lugar de eso, permaneció en su espacio personal, casi tocándole pero no completamente. Junsu nunca había sabido cuan placentero podía ser un “casi”.


Cuando el ascensor se deslizó con rapidez hacia arriba, Yoochun dobló su cabeza e inhaló cerca de su cuello. El deseo se arremolinó en su estómago, arañando su camino hasta su sexo. Refrenó un gemido de anticipación. Cuando su mano se posó más sobre su vientre, Junsu se resistió al deseo de apresurarse a aceptar el contacto. Extendiendo sus dedos, él le presionó contra la dura superficie de su pecho justo cuando las puertas del ascensor se deslizaron abriéndose.



Continuará...