CAPÍTULO 1
—
Hombre, este cazador es bueno. Condenadamente bueno. —Park Yoochun refunfuñó
para sí mientras se acuclillaba al lado del cuerpo y tocaba la flecha
incrustada en medio del corazón del hombre. El perno estaba por encima de la
vena, quería matar. Miró de reojo contra el poniente sol otoñal. Si el hombre
no hubiese sido un transer1, entonces su cuerpo sería ceniza seca a esta
hora.
Transers.
El hecho de que incluso existieran hacía que la sangre de Yoochun hirviera.
Dejarles humanos o hacerlos vampri pero no dejarlos en esa intermedia
condición necesitada. Sólo un malvado vampiro crearía transers porque sabía que
un transer obedecería cada una de sus órdenes con la promesa de ser
transformado en vampri.
Levantando
la mirada, Yoochun examinó sus alrededores y advirtió la abandonada estación
del tren que se levantaba a 9 metros, y un poco más. Advirtiendo el color
amarillo del edificio desconchado por la edad y el olvido. Se figuró que el
edificio más pequeño y lejano a la derecha, con sus ventanas y la puerta que se
encontraba en lo alto, debía de ser el puesto de mando. Con sus sentidos
intensificados en completa alerta, inhaló por la nariz el aire a su alrededor.
En la descuidada atmósfera, no detectó perfumes inusuales moviéndose en el aire
aparte del hedor del hombre muerto a sus pies.
Considerando
el cuerpo ante él, el lugar estaba misteriosamente quieto. En alguna parte el
cazavampiros estaba al acecho. Oyó la rápida pulsación del latido de un corazón
humano, oyó la sangre corriendo a través de las venas del hombre. Desviando su
mirada de regreso al hombre en el suelo, notó la piel fría al tacto. El rigor
mortis ya se había asentado. Comprobó su reloj. Basado en el estado del cuerpo,
tenía que llevar muerto por lo menos catorce horas.
Yoochun
no podía ayudarlo pero podía sonreír. Le concedió una cosa al cazavampiros, el
hombre tenía tenacidad y resistencia para las carreras. El cazador debía de
haber perseguido a G-Dragon hasta aquí porque Yoochun conocía a Dragon. El
vampiro estaba acostumbrado a los lujos de la vida. Dragon nunca iría a una
estación abandonada del tren por propia voluntad. Su mirada se instaló en el
BMW de Dragon. Las cuatro ruedas habían sido completamente acuchilladas. El
cazador debía de haber cazado a Dragon aquí al filo del amanecer. Como un
conejo en una red.
Su
sonrisa se volvió aún más amplia a medida que su admiración por el cazador
aumentaba. Con razón Dragon se quedó aquí. La abandonada estación del tren no
tenía una fuente de comida para ese malvado vampiro y cuanto más tiempo pasaba
sin comer, los poderes de los vampiros disminuían hasta una fracción de su
pleno poder. No podían convertirse en un cuervo o transformarse en niebla para
marcharse. Por ahora, estaba atado a la tierra, al igual que el cazador humano,
y estaba obligado a permanecer oculto hasta que el sol desapareciera del cielo.
Ahora mismo el cazador tenía la ventaja.
Yoochun
había estado tras la huella de Dragon durante un mes. Desde Pekín hasta Seul,
Korea, había cazado al desterrado vampiro. Antes de que oficialmente asumiese
el cargo de su posición recién designada como líder del clan Bruen3, Yoochun
había jurado eliminar a Dragon por su papel en el brutal asesinato de un
cazavampiros llamado Kim Junho. No le debería haber llevado tanto tiempo
seguirle la pista al bastardo, pero varios Bruens habían ayudado a escapar a
Dragon de él en más de una ocasión.
Muchos
de los Bruens no estaban felices de que Yoochun hubiese sido designado como su
nuevo líder una vez que su líder original, Tae Yang, hubo muerto. Sobre todo
Dragon, ya que Tae Yang era su hermano. Nunca pensó que tendría que cazar a un
malvado vampiro.
Entre
G Dragon y el cazavampiros, todo lo que Yoochunn tenía que hacer era seguir sus
huellas. Cada uno dejaba tras sí un rastro de cuerpos. Los humanos que Dragon
mató después de hartarse de su sangre, y los transers, asesinados por el
cazavampiros. Yoochun se consideraba uno de los mejores rastreadores, pero por
alguna razón este cazavampiros siempre parecía ir un paso por delante de él
cuando se trataba de Dragon.
Levantándose,
subió su mano en un puño. Respetaba al cazavampiros por sus infatigables
esfuerzos, pero Dragon era suyo para darle caza. El pensamiento le
espoleó a actuar. Park podría tener la ventaja de ser capaz de caminar a la luz
del sol, pero reconocía completamente las limitaciones de sus poderes híbridos
(medio vampiro medio humano) comparados con los del vampiro Sangre Pura. En
lugar de eso, dependía más de sus habilidades cazadoras para atrapar a su presa
vampira. Las señales estaban siempre ahí, si uno sabía dónde mirar.
Cuando
registró la suave tierra alrededor del cuerpo junto a él, las huellas de las
botas contaron toda la historia. Quienquiera que hubiera matado al vampiro lo
había inspeccionado para asegurarse que estaba muerto. Yoochun siguió las
huellas. Las impresiones no eran muy grandes pero tampoco eran tan pequeñas, un
término medio, pero por otra parte, el tamaño no era un requisito para ser un
buen cazador.
Mirando
con atención alrededor de la esquina del edificio, avistó a un hombre agazapado
cerca de los vagones abandonados del tren a unos tres metros de distancia. Dos
palillos cruzaban como una lanza entre la multitud de su pelo negro azabache,
siguiendo con su recorrido se detuvo un rato en su cara y luego tuvo una nítida
visión de su delgado pero masculino cuello. Llevaba puesta una ramera blanca que
se adhería a su formado torso, remarcando esas delicadas líneas de sus músculos,
encima de la ramera la chambray4 caía suelta. A medida que levantaba su
brazo, su mirada se fijó en el revólver en su mano.
Dios,
¿una hombre con aspecto aniñado había causado todo esto? Se rió
ahogadamente para sí mismo. Dragon debía de haber estado comiendo ruidosamente
su bocado para dejarse atrapar por un simple humano. Yoochun cruzó los brazos
y, en una postura casual, se apoyó contra la pared para admirar el resto de su
forma bien proporcionada.
Mientras
aquel chico comprobaba su arma, él apreciaba sus brazos tonificados. Su mirada
descendió por su cuerpo hacia abajo, más allá de sus ajustados pantalones
caquis donde los músculos de sus muslos y las pantorrillas, claramente
esculpidas y definidas, le causaron endurecerse instantáneamente. Tanto como
quería hacer el inventario del resto de sus activos, fue su elección de armas
lo que atrajo su atención y respeto final.
El
comprobaba y recargaba su pistola de la ballesta con experimentada soltura,
casi como si pudiera hacerlo incluso mientras dormía. Un arma conocida por su
mortífera precisión, la pistola de la ballesta era lenta para cargar comparada
con una semiautomática con cargador. Y con la sabida presteza de su enemigo, el
hecho de que escogiera tal arma hablaba de su confianza en sus habilidades así
como también de su coraje.
No
era estúpido. Sonrió abiertamente a medida que examinaba el arsenal que llevaba
en su persona. Ceñía una daga en su cinturón y uno cuchillo Bowie5 más
recio y largo en su muslo. Cuando cambió de dirección e hizo rodar sus hombros,
como para aliviar la fatiga de una larga noche de vigilancia, vio
momentáneamente la pistola semiautomática escondida detrás en la cintura de sus
pantalones contra su columna vertebral. –Chico listo. –Pensó.
Como
si sintiera su presencia, el hombre levantó la vista y volvió su cabeza hasta
que lo localizo. Clavó los ojos en él, encontrándose su firme mirada. Estrechó
sus ojos y lentamente volvió su cuerpo para confrontarle. Yoochun consultó su
reloj con movimientos pausados. Contempló el sol poniéndose, luego se encontró
con su mirada cuando articuló su “actuación”.
*****
Kim
Junsu clavó los ojos en el hombre apoyándose contra la estación del tren. Una
advertencia vibró a través de su cuerpo de la manera que siempre lo hacía
cuando estaba junto a un vampiro. Pero en este momento la sensación parecía más
débil e iba acompañada por un pequeño temblor que se deslizo hacia abajo por su
columna vertebral, haciendo que se sacudiera con fuerza su cabeza y con una
mueca se dirigió hacia él.
Él
determinó que tendría alrededor de treinta y uno, sólo un par de años mayor que
él. Xiah vio que era alto, físicamente su constitución era adecuada, el pelo corto,
negro azabache, y ojos serios y profundos. Sus cejas eran tupidas, una sombra
más oscura que su pelo, le daban un aspecto áspero, con una afilada mirada tipo
“cuidado a mí alrededor”.
Desde
luego, aquella mirada podría tener que ver con la sombra de las cinco en punto
con la que él estaba jugando o con la camiseta negra que llevaba puesta
entremetida en sus vaqueros adecuadamente descoloridos que usaba.
Su
pulso se aceleró al máximo cuando él se apartó de la pared y echó a andar hacia
su persona. Supo que él no era un vampiro, pero él no había sobrevivido tanto
tiempo exclusivamente por sus habilidades cazadoras. Prepararse era la mitad de
batalla. Puso a la vista su arma. Justo entonces, un vampiro saltó hacia el
desconocido desde el techo de un edificio adyacente. El desconocido no apartó
su vista de su persona mientras deslizaba una pistola de la pistolera atada a
su hombro y se daba vuelta sin rodeos su costado, clavando al próximo vampri.
Su asaltante se encogió en la tierra, muerto.
Diablos,
era bueno, pensó él mientras una pequeña sonrisa de apreciación jugaba en sus
labios. El desconocido debía de ser un cazador, también. Él había cazado a
Dragon y a otros dos vampiros aquí. El otro cazador sencillamente se había
encargado de la segunda sanguijuela. Ahora sólo había dejado a Dragon. La
adrenalina bombeaba a través de sus venas. Su estómago se contrajo mientras él
continuaba su paso lento, deliberado hacia él.
Un
rechinido a su izquierda, atrajo su atención a medida que una de las puertas del
vagón del tren se abría. Dragon saltó desde lo alto al suelo, divisó al cazador
llegando hacia su persona, e inmediatamente saltó hasta al techo del vagón. –Malditos
poderes de vampiros. – pensó mientras Dragon sacaba su pistola y disparaba.
El desconocido se tiró de cabeza la distancia restante y aterrizó al lado de él
contra la locomotora.
Bien,
mierda. El idiota precisamente había relevado su única ventaja. En su estado debilitado,
ella dudaba que Dragon conociera que estaba tan cerca. Él aún no había mirado
en su dirección. Si no hubiese estado tan distraído por el otro cazavampiros,
entonces tendría al vampiro a esta hora.
Xiah
no admitía ningún riesgo. ¡Dragon era suyo! El demonio asesino tenía que pagar
y él se había ganado esta presa. Comenzó a subir por la escalera dirigiéndose
al techo del tren cuando una mano firme la sujetó por su tobillo, tirando bruscamente
de él de regreso hacia abajo.
—
¿Qué estás haciendo? ¿Estas chalado? Él tiene una pistola y te estará esperando
—siseó él quedamente en su oreja desde su espalda. El timbre profundo de su voz
mezclado con el débil acento en sus palabras enrollándose a través de sus nervios
como miel caliente. El sonido le hizo querer oírle hablar otra vez para ver si
había imaginado la leve inflexión en su tono. Se quitó de encima la curiosa
sensación y en lugar de eso aterrizó un codo en la parte sana de su plexo
solar. Su gruñido amortiguado lo asombró. Xiah esperó un quebrantado susurro de
respiración por sus esfuerzos. Aparentemente, el hombre estaba hecho de acero.
Los dedos índices asieron su brazo superior en un firme apretón.
Con
experimentada rapidez, se volvió hacia él, colocando su ballesta con pistola
encima de su corazón, el dedo sujetando el gatillo.
—
A menos que quieras convertirte en una estadística, sugiero que me sueltes el
brazo. –El hombre permanecía en pie con sus buenos diez centímetros más alto
que su metro setenta y cuatro. Xiah tuvo que alzar la vista simplemente para
encontrar su mirada. Al principio sus ojos dorados se entrecerraron como si él
tuviera la intención de rehusarse, luego su mirada se oscureció mientras
abiertamente le evaluaba. Él frunció sus labios, dando testimonio de una boca
que podría ser dura o sensual, a merced del humor del hombre. Y de su postura
actual, inquebrantable él tenía la impresión que ese chico podría ser ambos
tipos de hombres si la situación lo requería.
—
Bien. Yo simplemente trataba de ayudarte —escupió gruñendo y soltó su brazo.
Echándose para atrás, puso a la vista sus manos, su arma colgando de su pulgar.
El
más bajo alzó su ceja como quien dice, no necesito tu ayuda.— Tú eres el único
que no tiene un arma preparada.
Él
peli azabache emitió una sonrisa. — Mira de nuevo.
Cuando
Xiah bajó su mirada, él apuntó su pistola hacia él, la luz del láser clavándose
en medio de su torso. Hombre, él era rápido. ¡Él aun no le había visto moverse!
El
cazador dibujó un lento círculo con la luz roja alrededor de su pecho izquierdo
antes de detenerse directamente sobre su corazón. Sabelotodo fanfarrón, pensó
el más bajo, apretando los dientes.
En
cierta forma él sabía que el tipo realmente no le dispararía. Se decidió a
probar la teoría, pero por si acaso, dejó su pistola preparada sobre él
mientras subía la escalera. Cuando se acercó a la parte superior del tren,
deslizó su pistola en la pistolera especialmente hecha en su hombro y extrajo
su cuchillo Bowie de hoja gruesa de su funda en su pierna. Usando la hoja como
un espejo, lo levantó sobre su cabeza para mirar alrededor por el techo del
vagón del tren. Cuando la luz del sol poniente destelló en su hoja, los disparos
sonaron mientras Dragon disparaba más balas. Antes de que deslizara su cuchillo
hacia abajo, Xiah vio a Dragon girarse y saltar al otro lado hasta el siguiente
vagón del tren en una enérgica carrera. Metiendo el cuchillo de un golpe en su
funda, ascendió a la parte superior a tiempo de ver al otro cazavampiros
bajando corriendo por los vagones del tren en pos de Dragon. ¿Cómo infiernos
había subido aquí antes que él?
No
había ninguna forma de que ese tipo hubiera saltado sobre él. Xiah salió corriendo
en pos de esos dos hombres más altos mientras sacaba una bola6 de tres
piedras de su riñonera. Haciendo girar el arma en su mano, dejó las cuerdas y
el peso de las piedras se añadieran al ímpetu, luego arrojó el arma hacia las
piernas del cazador. Él aminoró forzosamente a medida que la cuerda de la bola
atrapó sus rodillas, enrollándose apretadamente.
Precisamente
para asegurarse que él no lo agarrara cuando lo pasara y también por un poco de
más “en tu cara”, Xiah se lanzó
encima de su parte trasera, saltando sobre el resto de su cuerpo como una
grácil gacela. —Mejor suerte la próxima vez. —informó él sobre su hombro mientras
sacaba la pistola que él había dejado caer fuera del techo del tren con una
patada y continuaba persiguiendo a Dragon.
******
Yoochun
tiró bruscamente de las ofensivas cuerdas de cuero enredadas alrededor de sus
piernas hasta que se rompieron, cayendo a sus pies, y siguió en pos del cazador.
Apretó con fuerza su mandíbula sintiendo la cólera elevarse profundamente
dentro de él. Pero por otra parte, nunca se había topado con otro cazador
realmente tan bueno como este hombre. ¿Cuál era su nombre de todas formas?
¿Blanka? Si él podía poner una cara a esa heroe popular de videojuegos,
entonces tendría que ser la fascinante belleza que cruzaba velozmente el tren
varios tramos del vagón delante de él.
Sus
descomunales botas fabricadas sonaban fuertemente conforme él avanzaba sobre
los vagones de metal del tren. Detuvo su rápida carrera, no queriendo revelar
su posición al cazador de vampiros que era propenso a disparar impulsivamente.
Quien sabía cuáles eran las motivaciones de aquel hombre. Tal vez todo lo que
requería era oír la palabra «vampiro» para que debiera darse la vuelta hacía
él. Lo podría ver ahora. Él yaciendo en una piscina de su sangre, él diciendo.—
Oh, lo siento te disparé. ¿Eres un
vampiro bueno? ¿Existe tal cosa?
Él
se quitó de encima el divertido, pero morboso pensamiento cuando finalmente
llegó junto al chiquillo. Este estaba de pie en posición de tiro, la pistola de
la ballesta apuntando al “vampiro malo”. Dragon había alcanzado el extremo de
los vagones del tren y sostenía su pistola delante de ese humano igualmente.
Estaban a cuatro metros y medio el uno del otro y claramente en un punto
muerto.
G
Dragon se rió animadamente cuándo Yoochun dio un paso al lado del humano. —No
puedo creer que el “gran” Yoochun haya dejado que un chiquillo humano me
capture primero.
Él
humano se giró con una sorprendida mirada en su dirección, pero entonces
rápidamente ocultó su expresión mientras miraba hacia Dragon otra vez, sus ojos
se entrecerraron. —Deja de hablarle, Dragon. Encara tu muerte como un hombre. O
pero que digo, que excusa más lamentable, un hombre, quise decir, Vampiro —se
burló él.
Yoochun
sonrió sin humor a Dragon. —Este Humano te ha hecho morder el polvo y
usando una pistola por el momento. Diría que es un enemigo formidable —Yoochun echó
una ojeada en su dirección. —Que noble eres, él es mío —le dijo al humano con
una dura mirada.
Por
un el breve segundo, la cruel boca de Dragon se debilitó como respuesta a su
pulla deliberada antes de que sus labios se curvaran por la diversión. Esta vez
se rió duramente, agarrando su barriga en la hilaridad, sus ojos negros llenos
de deleite. —Sienta tan bien ser contra el que se lucha. —Una vez que habló, se
despejó rápidamente y enfocó su mirada en ellos, sus oscuras cejas apuntando
hacia abajo. —Pero me parece a mí que tengo la ventaja aquí. —Como para
enfatizar sus palabras, levantó su
barbilla hacia la pistola de un tiro del humano y luego sacudió con fuerza su
arma semiautomática en una manera burlona.
Yoochun
no pudo frenar la sonrisa que apareció en sus labios por las insolentes
suposiciones de Dragon. Mientras el humano aguantaba allí, la ballesta
preparada en Dragon, su otra mano mantenía el agarre del revólver remetido en
su cinturón detrás de su espalda. Sin lugar a dudas, ese chico estaba listo.
Para Dragon, él parecía colocar su mano sobre su columna vertebral para
equilibrarse a sí mismo.
Dragon
advirtió su amplia sonrisa y su bravata se desvaneció de sus ojos. Él miró
directamente a ese humano y apretó el gatillo. Anticipando su movimiento, Yoochun
se tiró de cabeza hacia ese chiquillo, golpeándolo por el camino y poniéndolo
directamente encima de la esquina del tren.
Me encantan las historias de vampiros *0*
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